El oro ha vuelto a hacer historia. Esta vez no por crisis geopolíticas ni por movimientos especulativos de corto plazo, sino por algo más profundo: el clima económico global empieza a cambiar de forma estructural. La onza de oro superó este lunes los $3.600, marcando un nuevo máximo histórico. Y lo hizo con una fuerza que no se veía desde los grandes shocks financieros.
Desde comienzos de año, el metal ha subido un 37%, con un 9% solo en las últimas tres semanas. La pregunta ya no es si estamos ante un rally técnico. La verdadera cuestión es qué está viendo el mercado que aún no se ha materializado del todo en los datos oficiales.
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Hazte Cliente Cuenta de Formación Descarga la app móvil Descarga la app móvilTipos, inflación y desconfianza institucional

Todo empezó el viernes pasado, cuando se publicaron en EE. UU. datos de empleo más débiles de lo previsto. Fue el catalizador que necesitaban los traders para confirmar algo que ya sospechaban: la Reserva Federal va a recortar tipos, y lo hará pronto. El mercado ya descuenta una bajada de al menos 25 puntos básicos la semana que viene, y no se descarta un movimiento más agresivo.
Cuando los tipos reales (ajustados por inflación) se acercan a cero o se vuelven negativos, el oro siempre gana atractivo. No rinde intereses, pero tampoco se diluye con políticas monetarias expansivas. Es un valor refugio por definición.
Pero esta vez hay más. La incertidumbre política también ha entrado en escena. Donald Trump ha intentado destituir a una gobernadora de la Fed, lo que ha puesto en entredicho la independencia del banco central más poderoso del mundo. Y si el mercado empieza a pensar que la política monetaria puede convertirse en rehén de los vaivenes políticos, la desconfianza se traduce en compras masivas de oro.
¿Desdolarización en marcha?

El otro gran protagonista es el dólar. La divisa estadounidense ha perdido un 10% en lo que va de año frente a una cesta de monedas, su peor primer semestre en medio siglo. En paralelo, el oro ha vivido su mejor racha en décadas. ¿Casualidad? Difícilmente.
Los bancos centrales de varios países han aumentado sus reservas de oro, superando incluso al euro en sus balances. Esta tendencia, sumada al miedo inflacionario y al crecimiento del déficit fiscal en EE. UU., alimenta una narrativa cada vez más extendida: el dólar ya no es incuestionable.
La guinda ha sido la decisión de la Casa Blanca de excluir a los lingotes de oro de los nuevos aranceles, lo que despeja dudas sobre su acceso y reduce los costes regulatorios. En agosto, la amenaza de tarifas a las importaciones de oro había congelado parte del comercio. Ahora, todo vuelve a fluir.
Una señal que va más allá del metal
El rally del oro no es solo una historia de commodities. Es el reflejo de un mercado global que empieza a cubrirse frente a un escenario incómodo: inflación persistente, tipos a la baja, tensiones políticas y dudas sobre la solidez de los activos tradicionales.
En ese contexto, el oro ha dejado de ser una cobertura táctica para convertirse en una posición estratégica. Queda por ver si este movimiento anticipa algo mayor —como un cambio de ciclo económico o un desorden monetario más profundo— o si simplemente refleja una ventana de oportunidad en medio de la incertidumbre.
En cualquier caso, los retrocesos en este tipo de tendencia deben verse como oportunidades de compra cuando se confirma la fortaleza del gráfico a corto plazo, como ya ocurrió los días 2 y 4 de septiembre.
Pero una cosa está clara: cuando el oro lidera las portadas, el mercado no solo está buscando seguridad. Está lanzando una advertencia.

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Alejandro de Luis
Editor de Hispatrading Magazine
Alejandro ha trabajado como trader en diferentes sociedades de valores y firmas de trading propietario, así como en áreas de negociación y análisis durante casi dos décadas. Autor de varios libros de trading publicados en más de cinco países, ha impartido conferencias formativas y programas de especialización ante audiencias de más de 40 países, entre ellas alumnos de varias universidades europeas de prestigio.
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