- El oro ha superado los 4.200 dólares por onza y la plata se acerca a los 52 dólares, impulsado por el anuncio de Jerome Powell que señala el fin del programa de reducción del balance de la Reserva Federal (Endurecimiento Cuantitativo), marcando el inicio de un nuevo ciclo de expansión monetaria.
- La liquidez en el sistema financiero estadounidense se está agotando, con la facilidad de recompra inversa de la Fed prácticamente agotada, lo que obliga al banco central a revertir su postura restrictiva e inyectar efectivo de nuevo en los mercados.
- Los inversores están acudiendo en masa a activos escasos como el oro, la plata y el bitcoin ante la devaluación de las monedas fiduciarias y la creciente incertidumbre política y fiscal en EE. UU., Europa y Asia.
- Los principales riesgos para el repunte incluyen: un posible cambio de política monetaria de la Fed, un repunte de los precios del petróleo, un aumento de las coberturas de los productores, una desaceleración en las compras de oro del banco central y un fortalecimiento del renminbi y el yen, lo que podría frenar la demanda asiática de oro.
- El oro ha superado los 4.200 dólares por onza y la plata se acerca a los 52 dólares, impulsado por el anuncio de Jerome Powell que señala el fin del programa de reducción del balance de la Reserva Federal (Endurecimiento Cuantitativo), marcando el inicio de un nuevo ciclo de expansión monetaria.
- La liquidez en el sistema financiero estadounidense se está agotando, con la facilidad de recompra inversa de la Fed prácticamente agotada, lo que obliga al banco central a revertir su postura restrictiva e inyectar efectivo de nuevo en los mercados.
- Los inversores están acudiendo en masa a activos escasos como el oro, la plata y el bitcoin ante la devaluación de las monedas fiduciarias y la creciente incertidumbre política y fiscal en EE. UU., Europa y Asia.
- Los principales riesgos para el repunte incluyen: un posible cambio de política monetaria de la Fed, un repunte de los precios del petróleo, un aumento de las coberturas de los productores, una desaceleración en las compras de oro del banco central y un fortalecimiento del renminbi y el yen, lo que podría frenar la demanda asiática de oro.
Los metales preciosos vuelven a registrar fuertes alzas en la jornada de hoy. El oro supera los 4.200 dólares por onza, mientras que la plata se acerca a los 52 dólares. La devaluación de las monedas fiduciarias continúa, y los activos con oferta limitada vuelven a atraer con fuerza el interés de los inversores. Pero ¿qué ocurrió durante la noche para desencadenar estos nuevos máximos?
Jerome Powell anuncia nuevas medidas de estímulo
Durante la pandemia (2020–2021), la Reserva Federal duplicó el tamaño de su balance, pasando de 4,5 a 9 billones de dólares, impulsando la inflación más alta desde la década de 1970. El dinero fácil sobrecalentó la economía y elevó el costo de vida, desde los alimentos hasta la vivienda. En junio de 2022, la Fed comenzó a reducir su balance, retirando liquidez del sistema financiero. En teoría, menos balance implica menos liquidez, lo que debería presionar a la baja los precios de los activos, aunque en la práctica esto no ha ocurrido.
Ayer, el presidente de la Fed, Jerome Powell, insinuó el fin del programa de reducción del balance —conocido como Quantitative Tightening (QT)—, mediante el cual el banco central vendía activos o permitía que los bonos vencieran, drenando efectivo del sistema. Primero llegaron los recortes de tasas; ahora, el fin del QT. Todo apunta al inicio de un nuevo ciclo de expansión monetaria.
¿Por qué anunciarlo ahora?
Porque el sistema financiero se está quedando sin liquidez. La “reserva” de la Fed —su Facilidad de Recompra Inversa (Reverse Repo Facility)— ha caído de 2,5 billones a apenas 5 mil millones de dólares. En este mecanismo, la Fed toma dinero prestado de bancos y fondos, entregándoles bonos del Tesoro como garantía, con el compromiso de recomprarlos posteriormente.
Se puede imaginar como un enorme estacionamiento de efectivo: cuando hay exceso de dinero en circulación, la Fed abre espacios en ese “parking” para absorber liquidez y evitar un sobrecalentamiento. Cuando necesita reactivar los mercados, cierra ese estacionamiento y el dinero vuelve a fluir hacia el sistema. Hoy, ya no queda efectivo aparcado. Y cuando el dinero escasea, el crédito se congela. La Fed lo sabe: sin liquidez, el sistema colapsa, como en 2008.
Por eso, volverán a imprimir dinero.
Impacto en el mercado
La incertidumbre política y fiscal en las principales economías —entre ellas, Estados Unidos, Francia y Japón— está presionando a sus monedas. Los inversores buscan protegerse frente al dólar, el euro y el yen, trasladando posiciones hacia oro y plata. Si los mercados ya se encontraban en máximos históricos —con oro, plata y bitcoin cerca de sus picos—, los últimos acontecimientos sugieren que, en los próximos meses, solo hay una dirección posible: nuevos máximos históricos.
El gasto público expansivo, los recortes de tasas y un contexto potencial de estanflación son los principales motores detrás de este cambio de sentimiento, pero hay algo más:
- Los mercados descuentan niveles récord de inversión en infraestructura de IA (CapEx) y lo que se perfila como una “guerra de la IA” entre Estados Unidos y China. Washington probablemente emitirá más dinero y ampliará su déficit con el objetivo de “ganar” la revolución tecnológica.
- En este entorno, el oro y la plata no solo suben de valor, sino que reflejan una pérdida de confianza en las monedas fiduciarias.
- Cuando todo alcanza máximos al mismo tiempo, ya no se trata de un mercado alcista, sino de un cambio estructural del sistema.
En resumen, los metales preciosos se benefician de un entorno de mayor liquidez y menor confianza en el dinero fiduciario, aunque conviene seguir de cerca los factores que podrían alterar esta dinámica.
Principales riesgos que podrían frenar el rally
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Un nuevo ciclo restrictivo de la Fed.
Históricamente, el endurecimiento monetario ha sido el medio más eficaz para poner fin a los ciclos alcistas de los metales preciosos. Por ahora, el panorama apunta en la dirección opuesta: fin del QT y recortes de tasas implican más liquidez, no menos. La Fed podría moderar el ritmo de recortes, pero eso difícilmente cambiaría el apetito por los activos refugio. -
Un repunte en los precios del petróleo.
Un aumento sostenido del crudo drenaría liquidez global y elevaría los costos energéticos, lo que podría fortalecer al dólar y frenar el crecimiento. Por el momento, el petróleo sigue bajo presión por las tensiones comerciales y los temores de desaceleración, por lo que este riesgo parece contenido. -
Aumento de la oferta o ventas a futuro por parte de los productores.
Con el oro cotizando por encima de los 4.000 dólares, las mineras disfrutan de márgenes récord, pero pocas pueden aumentar su producción tras años de baja inversión. Algunas podrían verse tentadas a asegurar precios actuales mediante coberturas, aunque esta tendencia sigue siendo limitada. -
Desaceleración de las compras de oro por bancos centrales.
En los últimos años, los bancos centrales se han convertido en los mayores compradores institucionales de oro, incrementando reservas sin importar el precio. Este patrón podría moderarse si el déficit por cuenta corriente de EE. UU., que se redujo del 5,9% al 3,3% del PIB entre el primer y segundo trimestre de 2025, continúa mejorando. Mientras EE. UU. mantenga un déficit elevado, los dólares seguirán fluyendo al exterior, y los bancos centrales extranjeros utilizarán parte de esos dólares para comprar oro. -
Revalorización del yuan chino.
Una de las mayores anomalías del mercado actual es la subvaloración del yuan. La moneda se negocia muy por debajo de su nivel de paridad de poder adquisitivo, a pesar de que China es el principal productor industrial del mundo. Esto se debe, en gran parte, a las tasas ultra bajas del Banco Popular de China, que han llevado a los ahorristas a buscar refugio en el oro.No obstante, esta mañana el Banco Popular de China fijó su tipo de referencia diario en 7,0995 yuanes por dólar, por debajo del umbral simbólico de 7,10 por primera vez desde noviembre. Al establecer un punto medio más fuerte, el banco central indica su disposición a limitar la depreciación —o incluso tolerar cierta apreciación.
Si el yuan comienza a fortalecerse de manera sostenida, la demanda china de oro físico podría reducirse, al regresar los ahorristas hacia activos locales con mejores rendimientos.
Por ahora, sin embargo, los fundamentos permanecen inalterados: más estímulo, menor confianza en las monedas fiduciarias y un entorno de liquidez expansiva que continúa favoreciendo a los metales preciosos.
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