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Las tierras raras son estratégicas porque no tienen reemplazo rápido y su escasez provoca paradas productivas inmediatas, no solo alzas de costos.
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China controla el eslabón crítico de la cadena (refinación e imanes), lo que le da poder geopolítico más allá de la minería.
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Para EE. UU. y Europa, reducir la dependencia llevará años, incluso con inversión y apoyo estatal.
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Las tierras raras son estratégicas porque no tienen reemplazo rápido y su escasez provoca paradas productivas inmediatas, no solo alzas de costos.
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China controla el eslabón crítico de la cadena (refinación e imanes), lo que le da poder geopolítico más allá de la minería.
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Para EE. UU. y Europa, reducir la dependencia llevará años, incluso con inversión y apoyo estatal.
Las tierras raras se volvieron un activo estratégico central en la guerra comercial porque no son un insumo marginal, sino una pieza básica para tecnologías donde no existe un reemplazo simple en el corto plazo. Motores de imanes permanentes, electrónica avanzada, equipos médicos y una parte relevante de la cadena de energía limpia dependen de estos metales y, sobre todo, de su transformación en materiales intermedios y finales. Cuando ese suministro se interrumpe, el impacto no se diluye como un arancel: se traduce en paradas de producción y cuellos de botella inmediatos en industrias que operan con inventarios ajustados.
El verdadero poder está en la refinación, no solo en la mina
Participación en la producción mundial extraída y refinada de tierras raras magnéticas (neodimio, praseodimio, disprosio y terbio) en 2024. Fuente: International Energy Agency, Bloomberg.
La ventaja de China no está únicamente en extraer mineral. El punto decisivo es el control del tramo que realmente manda el precio y la disponibilidad: la refinación y la fabricación de imanes. En 2024, China produjo alrededor de 270.000 toneladas de tierras raras, frente a unas 45.000 toneladas de Estados Unidos, concentrando cerca de 70% de la producción minera global. Además, dispone de reservas económicas estimadas en 44 millones de toneladas, frente a apenas 1,9 millones en EE. UU.
Ese dominio crea dependencia estructural incluso en países con yacimientos, porque muchas veces deben enviar el concentrado a China para separarlo y procesarlo. Es justamente en esa etapa donde la química es más compleja, la inversión es más intensiva en capital y la capacidad es difícil de escalar rápidamente.
De la amenaza implícita al control formal de exportaciones
Volumen total de exportaciones de tierras raras de China por región. Fuente: China General Customs Administration, BNEF, ING Research.
La guerra comercial elevó el valor táctico de ese control cuando China pasó de la amenaza implícita a instrumentos formales. En abril, se incorporaron siete tierras raras y los imanes permanentes a un esquema de control de exportaciones con licencias obligatorias, poniendo el foco en metales pesados que China produce casi en exclusividad y que son claves para imanes que resisten altas temperaturas.
No se trata solo de encarecer importaciones, sino de condicionar la continuidad operativa de cadenas críticas —desde automotrices hasta fabricantes de equipos industriales— donde un retraso de insumos puede ser más dañino que un alza de costos.
Impacto inmediato en la economía real
Los efectos se trasladaron con rapidez a la economía real, y ese es el punto que convierte a las tierras raras en una palanca geopolítica tan potente. Ford llegó a detener temporalmente una planta en Chicago por falta de imanes, y empresas europeas reportaron interrupciones de producción en distintos eslabones de sus cadenas.
Este tipo de shock no depende de una recesión ni de una caída de demanda: depende de logística y permisos. Por eso, su capacidad de daño es asimétrica frente a medidas tradicionales como aranceles, especialmente en sectores donde los tiempos de entrega y la utilización de capacidad instalada son determinantes.
Extensión del control a terceros países y bienes finales
China amplió además el alcance de su estrategia hacia reglas que afectan a terceros países y productos finales, no solo al metal en bruto. En octubre, se anunciaron restricciones adicionales que elevaron el costo de cumplimiento al exigir aprobación regulatoria cuando incluso una fracción mínima del valor del producto incorpora tierras raras de origen chino, con un umbral de apenas 0,1%.
A esto se sumaron controles sobre tecnología relacionada con minería, fundición, reciclaje y fabricación de imanes. El mensaje estratégico es que la dependencia no está en el elemento aislado, sino en el ecosistema completo. Quien controla estándares, tecnología y licencias puede influir en el comercio de bienes ya ensamblados, no solo de materias primas.
Por qué EE. UU. no puede reaccionar rápido
El episodio también dejó en evidencia por qué para Estados Unidos la salida es lenta, aun cuando exista voluntad política. Hoy solo hay una mina relevante operativa, Mountain Pass de MP Materials, reabierta en 2018. Construir un sistema completo, desde la mina hasta el imán, lleva años debido a permisos, inversión y aprendizaje industrial.
De ahí que el Pentágono comprometiera US$400 millones como inversión de capital para impulsar una planta de imanes, con compras aseguradas por diez años, buscando transformar capacidad productiva en seguridad de abastecimiento. El problema es que la brecha se juega en escala y curva de experiencia, y eso no se compra con un anuncio: se construye con una década de ejecución.
Una carta de negociación con efectos duraderos
El resultado es que China puede usar las tierras raras como herramienta de negociación porque impacta en sectores donde el tiempo es crítico y donde las alternativas aún no están listas. Un acuerdo para pausar restricciones por un año, como el activado tras contactos bilaterales a fines de octubre, alivia la urgencia, pero no cambia el mapa, solo compra tiempo.
De cara a 2026, el riesgo central seguirá siendo el mismo. Si la tensión comercial vuelve a escalar, la vulnerabilidad no estará en el precio del insumo, sino en la capacidad misma de producir. Y ese es precisamente el factor que convierte a las tierras raras en una carta ganadora para China dentro del tablero geopolítico global.
El YTD del ETF VanEck Rare Earth and Stgc Metals UCITS .Fuente: xStation5.
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