Hay cifras que llaman la atención por sí solas. Que el precio del oro cotice a más de 100 veces el de la plata es una de ellas. Solo ha pasado tres veces en los últimos 50 años. No porque la plata se haya desplomado, sino porque el oro ha empezado a correr, empujado por el miedo, la política monetaria y una sensación persistente de que el mundo se está volviendo difícil de entender.
Lo curioso es que este rally del oro no ha venido acompañado de euforia. Más bien lo contrario. Es una subida en silencio, con los titulares concentrados en aranceles, guerras en curso, decisiones de la Fed, y bancos centrales comprando metal como si el sistema necesitara un ancla más pesada. Esta semana, el oro superó los 3.300 dólares por onza en dos sesiones seguidas, impulsado por un dólar más débil, la expectativa de tipos estables y un creciente apetito por activos sin riesgo de contrapartida.
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Hazte Cliente Cuenta de Formación Descarga la app móvil Descarga la app móvilAlgunos analistas lo resumen así: el oro sigue subiendo porque hay más preguntas que respuestas. Y cuando hay ruido, el mercado se agarra a lo que no necesita explicación. El oro no paga intereses, no produce nada, pero ofrece algo que escasea: estabilidad emocional.
El ratio oro/plata, en niveles extremos
Mientras tanto, la plata se ha quedado atrás. Y eso es precisamente lo que ha estirado el ratio oro/plata por encima de 100. En condiciones normales, esa relación ronda los 60. Superar los 100 no es una señal de alarma por sí misma, pero sí un dato que obliga a mirar más de cerca.
¿Qué está diciendo el mercado con este ratio?
Probablemente que los inversores están buscando protección antes que oportunidad. El oro es más líquido, más negociado y más fácil de custodiar. La plata, aunque también es un refugio, tiene un componente industrial que la vuelve más dependiente del ciclo económico. En un mundo que no termina de arrancar, donde la actividad manufacturera de Texas cae y los indicadores chinos son revisados a la baja, la plata se percibe como un activo con más interrogantes.
Esto no quiere decir que esté descartada. En ciclos anteriores, como en 1991 o en 2020, cuando el ratio superó estos niveles, la plata terminó por recuperar el terreno perdido, a veces con más fuerza que el oro. Pero el timing nunca fue inmediato. Primero hubo una fase de consolidación, de digestión del miedo, y luego sí, una rotación.
¿Una oportunidad táctica?
Para un inversor con horizonte táctico, este nivel extremo del ratio podría ser una señal para explorar estrategias de reversión: largos en plata, cortos en oro. Pero cuidado. Estas operaciones requieren disciplina y paciencia. El ratio puede estirarse aún más antes de girar. Como suele decirse en los mercados, lo irracional puede durar más de lo que uno puede mantenerse solvente.
Otra opción, más conservadora, es mantener la exposición al oro mientras los fundamentos sigan apuntando a tipos reales negativos, fragilidad política y tensiones geopolíticas sin resolver. La Fed está reunida hoy y mañana. Si no hay señales claras de giro monetario, el oro podría seguir dominando.
Más que metales, psicología de mercado
La conclusión es menos sobre metales y más sobre psicología. En estos niveles, el oro ya no es solo un activo. Es un termómetro de ansiedad colectiva. Y el ratio con la plata nos recuerda que cuando todos corren hacia lo mismo, lo que se queda rezagado puede tener más valor del que parece.
El oro brilla. La plata espera. Y entre ambos, el mercado busca una brújula en medio de la tormenta.
________________Alejandro de Luis
Editor de Hispatrading Magazine
Alejandro ha trabajado como trader en diferentes sociedades de valores y firmas de trading propietario, así como en áreas de negociación y análisis durante casi dos décadas. Autor de varios libros de trading publicados en más de cinco países, ha impartido conferencias formativas y programas de especialización ante audiencias de más de 40 países, entre ellas alumnos de varias universidades europeas de prestigio.
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