El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, anunció su renuncia tras la derrota histórica de su partido en las elecciones parlamentarias de julio, menos de un año después de asumir el cargo. Ishiba, quien se había ganado una reputación como centrista independiente, llevaba tiempo intentando resistir la presión principalmente del ala derechista de su partido, subrayando que quería evitar un vacío político en un momento muy complejo para el país. Su decisión también estuvo vinculada a la preocupación por la pérdida de unidad dentro del Partido Liberal Democrático (PLD), que bajo su liderazgo perdió la mayoría en ambas cámaras del Parlamento por primera vez en 15 años; en la práctica, la votación interna del partido podía interpretarse como un voto de no confianza hacia él. Ishiba decidió activar el procedimiento para elegir un nuevo líder del partido y no tiene intención de presentarse en la próxima votación. Señaló que la razón fundamental de su dimisión fue también la conclusión exitosa de las negociaciones con EE. UU.: el acuerdo arancelario reducirá los aranceles estadounidenses sobre los automóviles japoneses y otros bienes de exportación del 25% al 15%, y el primer ministro quería cerrar las conversaciones antes de dimitir.
Un mandato marcado por tensiones sociales y económicas

El mandato de Ishiba coincidió con un período turbulento de tensiones sociales y aumento del costo de vida en Japón, cuestiones que fueron clave durante las elecciones: el gobierno y la coalición perdieron apoyo, particularmente entre los votantes que exigían políticas claras contra la inflación.
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Hazte Cliente Cuenta de Formación Descarga la app móvil Descarga la app móvilLas encuestas de opinión mostraron que la presión para que renunciara, paradójicamente, reforzó el apoyo al propio primer ministro, pero finalmente la presión interna del partido fue decisiva. En un contexto de incertidumbre política y de mercado, Ishiba pidió una elección rápida de liderazgo para evitar una disputa prolongada y permitir un cambio real.
Entre los principales candidatos a sucederlo se encuentran Shinjiro Koizumi, Sanae Takaichi y Yoshimasa Hayashi. En las próximas semanas, el nuevo líder deberá buscar compromisos con la oposición para implementar de manera efectiva medidas económicas y estabilizar el sistema político.
Repercusiones en los mercados e inversores

Los analistas destacan que la perspectiva de elegir a un nuevo líder del PLD en octubre aumenta la incertidumbre de los inversores, y que la política del Banco de Japón probablemente se mantenga conservadora hasta que la situación se estabilice.
Por otro lado, los nuevos datos económicos confirmaron la tendencia positiva: el PIB de Japón en el segundo trimestre fue revisado al alza y alcanzó un 2,2% interanual, superando claramente las estimaciones previas del 1%. El crecimiento se debe principalmente al sólido consumo privado y a la recuperación de las exportaciones, a pesar del impacto negativo de los aranceles sobre los productos japoneses en EE. UU.
Este fue el quinto trimestre consecutivo de crecimiento, lo que genera esperanzas de que el impulso se mantenga pese a amenazas externas como los aranceles estadounidenses y la inestabilidad política derivada de la renuncia de Ishiba como primer ministro.
El impacto en el yen y en el par AUD/JPY
El par AUD/JPY registra una clara alza hoy, lo que se debe tanto a la fortaleza relativa de las divisas ligadas a materias primas como al desplome del yen en respuesta a los cambios políticos.
Al observar el gráfico, se aprecia que el par se acerca a los máximos locales que frenaron la ola de crecimiento en julio de este año. La tendencia alcista técnica sigue intacta, y dichos picos podrían constituir una resistencia significativa para el par.
El indicador RSI de 14 días se mantiene cerca de la zona de 70 puntos, el nivel más alto desde julio de este año, lo que muestra que las recientes alzas han sido relativamente más rápidas de lo habitual en comparación con el pasado.

Fuente: xStation
Conclusión
La dimisión de Shigeru Ishiba no solo representa un cambio político, sino también un factor de volatilidad para la economía japonesa y el yen. Mientras los votantes esperan definiciones claras frente a la inflación y los mercados evalúan el impacto, el futuro del PLD dependerá del liderazgo que emerja en octubre.
El contexto internacional, los aranceles estadounidenses y las estrategias internas de recuperación económica definirán los próximos meses de un Japón que combina crecimiento sólido con alta incertidumbre política.
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