El US30 sigue moviéndose en un terreno donde el mercado prefiere esperar antes que decidir. Tras el rebote técnico, del que hablamos justo antes del festivo por Navidad, el índice ha entrado en una fase correctiva desde la zona de máximos. Una de esas situaciones en las que el precio no cae con violencia, pero tampoco avanza con la soltura que se ve en fases claramente direccionales. Y eso, en este momento concreto del ciclo, tiene bastante sentido.
El contexto general ayuda a entender esta pausa. Mientras el S&P 500 y el Nasdaq han seguido mostrando fortaleza gracias al peso de las grandes tecnológicas, el Dow Jones ha quedado algo más rezagado. No por debilidad estructural, sino por pura composición. En un año en el que el crecimiento, la inteligencia artificial y las grandes narrativas han concentrado flujos, el Dow ha ido subiendo de forma más ordenada, menos explosiva, pero también menos vulnerable a cambios bruscos de sentimiento.
Las últimas sesiones han introducido algo más de ruido. La caída violenta de la plata, con un desplome cercano al 9 % tras el aumento de garantías exigidas por el CME, ha servido como recordatorio de que el mercado sigue sensible a ajustes de liquidez. Al mismo tiempo, el cierre de año se está produciendo con poco flujo de datos macro y con los inversores pendientes de las actas de la Reserva Federal, lo que suele traducirse en movimientos técnicos más que en tendencias limpias.
El contexto macro y político añade capas de incertidumbre. En las últimas horas, Donald Trump ha vuelto a cargar contra la Reserva Federal y ha dejado claro que enero es el mes en el que podría anunciar al sustituto de Jerome Powell, cuyo mandato como presidente de la Fed termina en mayo. No es un detalle menor. Trump no solo ha reiterado su desacuerdo con la política monetaria reciente, sino que ha reactivado incluso la amenaza de acciones legales relacionadas con las renovaciones de la sede del banco central. Todo esto introduce ruido político justo cuando el mercado empieza a mirar más allá del cierre de 2025.
Al mismo tiempo, la Federal Reserve ha dejado claro que entra en una fase de pausa. Tras tres recortes consecutivos desde septiembre, que han llevado el tipo de referencia a la zona del 3,5 %–3,75 %, el mensaje interno es de espera. Las actas que se publican ahora deberían confirmar una división clara dentro del comité: unos más preocupados por una inflación que no termina de relajarse y otros más atentos a posibles señales de debilidad en el mercado laboral. El consenso implícito es que el nivel actual se acerca bastante a lo que consideran neutral, ni frenando ni estimulando la economía, y que no hay prisa por mover ficha.
Este entorno de política monetaria en pausa y de incertidumbre institucional encaja bien con lo que está haciendo el Dow Jones. A diferencia del S&P 500 o del Nasdaq, que han seguido apoyándose en el peso de las grandes tecnológicas, el US30 se muestra más contenido. No está débil, pero sí más selectivo, reflejando un mercado que empieza a diferenciar entre índices y narrativas.
Desde el punto de vista del precio, ahora mismo hay dos niveles que concentran toda la atención. Por abajo, la zona de 48.661 puntos. Representa el último soporte relevante dentro de la estructura reciente y su mantenimiento es clave para evitar que el movimiento actual derive en algo más que una simple pausa. Mientras esa zona aguante, hablar de una figura de giro bajista confirmada es prematuro. Pero en gráfico 1H se intuye un movimiento similar, con matices, a un cabeza con hombros.
Por arriba, la referencia está en torno a 48.840 puntos. Ese nivel marca el máximo de la última secuencia de rebotes, en medio de la caída, que el índice ha ido construyendo desde los máximos del 26 de diciembre o lo que sería el hombro derecho. Es la zona que separa una consolidación en máximos de una reactivación clara de la tendencia principal. Si el precio logra superar ese umbral con convicción, el mensaje sería que el mercado ha digerido el ruido político, la pausa de la Fed y la falta de catalizadores de corto plazo, y está preparado para atacar nuevos máximos.
En este segundo escenario, y no menos frecuente en este tipo de contextos, podría darse el fallo de figura. No sería la primera vez que el mercado rompe un nivel clave, activa ventas, y posteriormente recupera con fuerza para superar la zona opuesta. Si el US30 logra estabilizarse y romper con claridad la zona de 48.840, el mensaje sería muy distinto: estaríamos ante una ruptura falsa del soporte previo y una reactivación de la tendencia principal, lo que abriría la puerta a ataques a nuevos máximos con un perfil mucho más agresivo por parte de los compradores.
Entre ambos niveles, el mercado se mueve en lo que podría definirse como un equilibrio incómodo pero lógico. No hay confirmación bajista, porque 48.661 sigue en pie. Tampoco hay señal de continuación alcista, porque 48.840 aún no ha sido superado. En este punto, el riesgo más sensato es neutral, esperando que el precio decida.
Lo interesante es que esta espera no se produce en un entorno de pánico ni de euforia. Los datos económicos recientes siguen mostrando una economía resistente, los gestores profesionales han incrementado exposición de forma gradual y el debate no gira en torno a una recesión inminente, sino a cuándo y cómo volverá a moverse la política monetaria. Eso hace que cualquier ruptura, en uno u otro sentido, tenga potencial para generar un movimiento más limpio.
En resumen, el US30 se encuentra en una encrucijada técnica y narrativa. Mientras el mercado asimila la pausa de la Fed, las maniobras políticas en torno a su futura presidencia y un cierre de año sin grandes referencias macro, el precio manda. 48.661 y 48.840 no son simples cifras, son los puntos que decidirán si esta consolidación en máximos es solo una pausa antes de seguir subiendo o el inicio de algo más complejo. Hasta que uno de ellos ceda, la paciencia o las operaciones a muy corto plazo, siguen siendo la mejor posición.
US30 (Gráfico 4 horas)
Fuente: xStation5
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Alejandro de Luis
Editor de Hispatrading Magazine, revista de trading con mayor difusión en español, Alejandro ha trabajado como trader en diferentes sociedades de valores y firmas de trading propietario, así como en áreas de negociación y análisis durante casi dos décadas. Autor de varios libros de trading publicados en más de 5 países ha impartido conferencias formativas y programas de especialización ante audiencias de más de 40 países, entre ellas alumnos de varias universidades europeas de prestigio.
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