Europa se enfrenta actualmente a la peor crisis energética de la historia. Hay muchos factores que llevaron al estado actual de las cosas, pero la razón clave es obvia. Rusia, en represalia por las sanciones impuestas tras el ataque a Ucrania, ya ha cortado el suministro de gas a muchos miembros de la UE y ha ido reduciendo gradualmente los flujos de gas a otros países. Durante muchos años, el gas fue la fuente de energía preferida en Europa, lo que estaba relacionado con su disponibilidad y bajo precio. Tampoco se puede descartar la actuación del lobby ruso, que hizo depender a Europa de los trasvases de gas. Por esta razón, muchos temen que Europa se congele durante el período invernal.
Estructura de la demanda europea de gas
Antes de la guerra, Rusia representaba aprox. 30-40% del gas importado por la Unión Europea. La dependencia de la UE de la importación de esta materia prima aumentó a aproximadamente un 80%. Esto es mucho, pero durante muchos años la UE redujo su propia producción e importó más de Rusia debido a los precios más bajos. A pesar de las enormes objeciones de los países de tránsito, y también de los Estados Unidos, Alemania decidió construir la segunda rama del proyecto Nord Stream II, descuidando por completo la diversificación de las fuentes de suministro. El gas no solo era muy barato, lo que ha aumentado la competitividad de la industria alemana a lo largo de los años, sino que también es un producto básico con emisiones relativamente bajas en comparación con el carbón. No es de extrañar que el gas se haya convertido en la fuente de energía 'transicional' favorita de la agenda verde de la UE.
Ahora vale la pena prestar atención a algunos números. El año pasado, según datos facilitados por Eurogaz, el consumo en la UE ascendió a unos 4700 TWh (teravatios hora), es decir, algo menos de 500.000 millones de metros cúbicos. Alemania utiliza casi el 20% de esta cantidad, pero Italia y, hasta hace poco, el Reino Unido también son grandes consumidores. El gas representa el 22% de todas las fuentes de energía en Europa, por lo que no parece ser un nivel insustituible. Por otro lado, el gas se usa principalmente para calentar hogares, agua y preparación de alimentos en toda Europa, sin mencionar muchos sectores industriales donde actualmente es la única fuente de energía posible.
¿Cuál es la situación actual?
La participación del gas ruso en las importaciones a la Unión Europea se redujo drásticamente de alrededor del 40%, según datos de 2021, a alrededor del 20% en la primera mitad de este año. Esto no debería sorprender, por supuesto, dado que se han detenido las exportaciones a Polonia, los Países Bajos, Grecia, Dinamarca o incluso Finlandia. Además, la transferencia a Alemania se ha reducido en un 60% y muchos otros contratistas importantes, como Italia, Francia, Austria y la República Checa, también están importando menos de Rusia. El corte del suministro de gas es el resultado de un incumplimiento del método de pago impuesto por Gazprom, mientras que la reducción del suministro es el resultado de un juego político.
Europa está tratando de reemplazar las importaciones de Rusia. Se recolectaron enormes cantidades de gas natural licuado (GNL) y se incrementaron las importaciones de otras fuentes, en particular de Noruega. Europa todavía tiene capacidad de importación libre cuando se trata de gas LNG o la capacidad de importar más gas del norte de África o Azerbaiyán. Los inventarios se ven mejor que el año pasado y los almacenes en Europa están llenos aprox. dos tercios Algunos países como Polonia o Portugal deberían ser un modelo a seguir, ya que los almacenes en estos países están llenos casi al 100 %. Por supuesto, también hay que recordar que el tamaño de los almacenes es relativamente pequeño en comparación con Alemania. En Polonia, los almacenes son unas 6 veces más pequeños que en Alemania. En teoría, la situación no es mala, pero lamentablemente las perspectivas inmediatas no son muy optimistas.
Los inventarios de gas en Europa parecen bastante buenos dado el período actual del año. Los almacenes están llenos en dos tercios, en línea con la media de 5 años. Fuente: Bloomberg
¿Y si Rusia cierra el grifo del gas?
Rusia ya ha reducido significativamente las transferencias de gas a los países de Europa Occidental. Las entregas a Alemania fueron incluso un 60% inferiores a las de años anteriores y ahora se han reducido a cero debido al mantenimiento anual del oleoducto. Sin embargo, absolutamente todos temen que no se reanuden las transferencias de gas desde Rusia. La reducción anterior en la transferencia de gas se debió teóricamente a problemas técnicos. Gazprom presionó a Siemens para que reparara las turbinas necesarias para reanudar la transferencia de gas. En teoría, Canadá, donde se le dio mantenimiento a una de las turbinas, accedió a enviar el equipo necesario, pero debido a las sanciones aún se desconoce si llegará a su destino. No deberíamos sorprendernos si el gas no fluye a Alemania a través de Nord Stream I en agosto. Un aspecto pequeño pero aún positivo es que el gas todavía fluye a través del gasoducto en Ucrania.
La transferencia de gas a Alemania ahora se ha reducido a cero. Las transferencias anteriores cayeron aproximadamente un 60% debido a supuestos problemas técnicos. Fuente: Bloomberg
¿Debemos preparar calcetines gruesos?
Desafortunadamente, esto no es una broma. Los líderes de muchos países europeos hablan de un plan de crisis para el invierno. Aunque algunas soluciones parecen absurdas desde la perspectiva de nuestra vida diaria, nadie se ríe. Los políticos de Polonia o Alemania aconsejan a los ciudadanos que recojan leña. Incluso Deutsche Bank indicó que los alemanes tendrían que usar chimeneas para mantenerse calientes. Las autoridades de Polonia recomiendan aislar las casas antes del invierno, y las autoridades de la Unión Europea recomiendan comprar calcetines y suéteres gruesos y bajar la temperatura en las casas. A su vez, el embajador de Grecia en Alemania invita a todos los jubilados del Norte a pasar el período de otoño e invierno en las cálidas islas del Mediterráneo. Es muy poco probable que las personas no tengan acceso a gas en sus hogares durante el invierno; para eso se construyen las reservas. En cambio, lo pagaremos con facturas más altas y con el parón económico por la suspensión de la actividad en muchos sectores industriales.
¿Es realmente tan malo?
Mirando las estadísticas, la situación no es tan mala. Para reemplazar los suministros de gas rusos, Europa tendría que encontrar alrededor de 1600-1700 TWh de suministro de energía adicional. Esta es aproximadamente la cantidad de capacidad de importación de GNL a Europa. Además, existe un suministro adicional de hasta 200 TWh a través de un gasoducto desde el norte de África y un posible suministro desde Noruega. Desafortunadamente, sin embargo, la infraestructura de gas LNG no permite que el gas fluya libremente en Europa. España y Reino Unido cuentan actualmente con la mitad de la capacidad de regasificación. España sólo tiene contacto permanente con Francia a través de gasoductos. Europa también necesita encontrar proveedores que lleven este gas al continente. Estados Unidos está enviando bastante a Europa en este momento, pero no lo suficiente para reemplazar a Rusia. También existe la necesidad de nuevos contratos en el mercado de GNL, que dirigirían una parte del gas que hasta ahora ha fluido a Asia hacia Europa. Tales asuntos toman tiempo, mientras que Europa podría verse privada del mayor proveedor de combustible de la noche a la mañana. Además, vale la pena señalar que el salvavidas más grande de Europa también se "hunde". Los suministros de gas de Noruega se han reducido drásticamente debido a que los trabajadores del sector noruego del gas y el petróleo se declararon en huelga debido a los bajos salarios. La situación parece estar bajo control en este momento, pero no se pueden descartar problemas similares en el futuro.
¿Cómo puede Europa hacer frente a los problemas actuales?
Por supuesto, la UE tiene la opción de reiniciar las centrales eléctricas de carbón, pero estas también tienen una capacidad energética limitada. En este caso, conviene prestar atención al potencial aumento significativo de la demanda de permisos de emisión de CO2, salvo que se reduzca la normativa al respecto. Sin embargo, lo más probable es que la demanda se reduzca y no solo en el sector industrial, sino también en términos de calefacción. Ya en Alemania se recomienda que la temperatura en lugares públicos en invierno se fije en 20 grados, aunque algunas guías muestran cómo afrontar el funcionamiento diario a una temperatura de unos 15-16 grados. Bloomberg señala que Europa podrá reemplazar aproximadamente la mitad de la oferta rusa, por lo que la respuesta de la demanda tendrá que ser realmente fuerte. Todo esto indica que no solo hará más frío este invierno, sino que nuestra cartera también perderá peso. No deberíamos sorprendernos si los precios del gas en la bolsa de valores de Ámsterdam saltan al rango de EUR 200-250 / MWh, e incluso el nivel de EUR 300 / MWh también es posible. Por supuesto, todo lo que se ha presentado en este artículo es bajista, pero un escenario muy realista. Queda por esperar que el invierno sea suave y que Rusia decida reanudar la transferencia a Alemania.
Los precios en Europa rondan los máximos históricos, pero la suspensión de los suministros rusos podría impulsarlos aún más. En teoría, esto puede impulsar los precios de la gasolina en los Estados Unidos, que están trabajando para aumentar los suministros a Europa. Precios en USD por millón de unidades de calefacción británicas. El precio en la bolsa de valores de los Países Bajos ronda actualmente los 160 EUR por megavatio hora. Fuente: Bloomberg
Los precios del gas también son cruciales para el euro y el zloty polaco. La estabilización de precios debería beneficiar a las monedas europeas debido a la reducción del riesgo de una crisis energética. Sin embargo, si los precios superan los 200 EUR/MWh (por encima de los 70 USD/MMBTU), es posible que experimentemos debilidad en muchas monedas europeas.
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