Hace unos días asistimos a un episodio para la historia: el cohete New Shepard, de la compañía Blue Origin, envió al espacio su primera tripulación exclusivamente formada por mujeres. Durante aproximadamente once minutos, seis mujeres, entre las que se encontraban el ícono del pop Katy Perry, la presentadora de CBS Gayle King, la ingeniera aeroespacial Aisha Bowe, la defensora de los derechos civiles Amanda Nguyen, la productora de cine Kerianne Flynn y la líder de la misión, Lauren Sánchez, subieron por encima de la superficie de la Tierra. Sin piloto a bordo, esta misión completamente autónoma marca un hito en los vuelos espaciales comerciales. Pero ¿estamos más cerca de hacer del turismo espacial una realidad comercial?

¿Qué es el turismo espacial?
El término turismo espacial hace referencia a un nicho de mercado dentro de la industria aeronáutica cuya actividad comercial se centra en viajar al espacio por placer, en lugar de con fines científicos o profesionales. Este sector, según los datos de Research and Markets, alcanzó una valoración de 1.230 millones de dólares en 2024 y se prevé que crecerá a una tasa de crecimiento anual compuesta del 31,6% de cara a 2030.
Este rápido crecimiento se ha visto impulsado por el creciente interés público en los viajes espaciales comerciales, el aumento de la inversión de empresas privadas y personas con un alto patrimonio y los avances tecnológicos en sistemas de lanzamiento reutilizables y diseño de naves espaciales. Las mejoras en la seguridad de las naves espaciales y la comodidad de los pasajeros, además, están mejorando la viabilidad comercial a largo plazo del turismo espacial, donde ya se pueden identificar varias propuestas.
Así, actualmente existen dos tipos principales de turismo espacial: los vuelos suborbitales, que cruzan brevemente la línea de Kármán (100 km de altitud) y ofrecen unos minutos de ingravidez; y las misiones orbitales, que implican estancias más largas y a menudo incluyen el acoplamiento con la Estación Espacial Internacional (ISS) o estaciones privadas. Además, también se está desarrollando lo que se conoce como turismo lunar, una alternativa centrada en realizar misiones espaciales privadas a la Luna o sus alrededores. Esta iniciativa aún se encuentra en una fase inicial de desarrollo, aunque hay compañías punteras del sector, como SpaceX, liderada por Elon Musk, o Blue Origin, propiedad de Jeff Bezos, que buscan hacerla realidad con proyectos como Dear Moon o Blue Moon, respectivamente.
Desarrollar la tecnología que sustenta estas experiencias requiere grandes inversiones en investigación e infraestructura y la financiación inicial proviene casi en su totalidad de inversores privados o de los propios fundadores. Jeff Bezos, Elon Musk y Richard Branson han invertido fortunas personales para impulsar sus ambiciones espaciales. De hecho, Bezos admitió en 2017 haber vendido acciones de Amazon para financiar Blue Origin. La esperanza a largo plazo del magnate es que los cohetes reutilizables lleguen a reducir los costos. Cuando el Apolo 11 llevó humanos a la Luna por primera vez, solo el módulo de comando regresó a la Tierra: la mayor parte de la nave espacial se quedó atrás. Blue Origin se encuentra entre las empresas aeroespaciales que buscan cambiar esto. Su sistema está diseñado para una máxima reutilización, con casi el 99% de la masa seca del vehículo, incluyendo el propulsor, la cápsula, el motor, el tren de aterrizaje, la aleta anular y los paracaídas, reutilizada después de cada vuelo. Al volar los mismos propulsores varias veces, las empresas buscan distribuir los gastos y hacer que el turismo espacial sea ligeramente más asequible en el futuro.
En cuanto al modelo de ingresos de este revolucionario sector, este se basa en los altos precios de los billetes: en el caso de los vuelos suborbitales, el precio oscila entre los 250.000 y los 450.000 dólares, mientras que en las misiones orbitales, como las de la cápsula Crew Dragon de SpaceX, el precio puede llegar a ascender hasta los 55 millones por pasajeros.
¿Cómo ha evolucionado el turismo espacial en los últimos años?
El sueño de enviar civiles, no solo astronautas, al espacio ha estado circulando durante décadas. Todo comenzó en abril de 2001, cuando el empresario e ingeniero estadounidense Dennis Tito se convirtió en la primera persona no astronauta en viajar al espacio. Pagó 20 millones de dólares por el viaje a bordo de la nave espacial Soyuz TM-32 y pasó siete días en órbita, haciendo historia como el primer turista espacial del mundo. Ahora, más de dos décadas después, la industria del turismo espacial está ganando interés. Una nueva carrera espacial está en marcha, esta vez, impulsada no por naciones, sino por empresas privadas lideradas por grandes magnates.
Jeff Bezos, fundador de Amazon, creó en el año 2000, la compañía Blue Origin, que tuvo su primer lanzamiento en 2015. En julio de 2021, el propio Bezos participó en el primer vuelo de pasajeros a bordo del New Shepard, convirtiéndose en el primer multimillonario en cruzar la línea de Kármán, considerada el límite del espacio. Desde entonces, el cohete New Shepard, totalmente reutilizable, ha completado once misiones tripuladas, transportando a 58 civiles al espacio.
Otro gran magnate que se ha adentrado en la industria del turismo espacial es Richard Branson, el propietario del grupo millonario Virgin Group, que en 2004 presentó su propia empresa aeroespacial: Virgin Galactic. La compañía, que lidera los lanzamientos espaciales comerciales, realizó su primer vuelo con tripulación completa en 2021, tras superar años de pruebas y retrasos. Desde entonces, su avión espacial VSS Unity ha transportado a más de 65 personas.
Elon Musk, CEO de Tesla, también se ha adentrado en esta industria con SpaceX, una empresa espacial valorada en 350.000 millones de dólares que se ha convertido en el principal proveedor mundial de lanzamiento de cohetes. La compañía ha estado detrás de algunos de los logros más impresionantes de la exploración espacial moderna. A diferencia de sus competidores, centrados en viajes cortos, SpaceX diseña sus cohetes para misiones orbitales completas, capaces de viajar mucho más lejos y permanecer en el espacio durante viajes más largos.
Otra empresa de turismo espacial que ofrece un enfoque más lujoso para este tipo de viajes es Space Perspective. Fundada por Taber MacCallum y Jane Poynter en 2021, esta empresa planea transportar pasajeros al borde del espacio utilizando no un cohete, sino un globo de gran altitud y una cápsula presurizada, ofreciendo así una experiencia más lenta y fluida. Se espera que los vuelos comiencen este año, con billetes con un precio aproximado de 125.000 dólares.
En China, por su parte, encontramos una empresa emergente que también busca unirse a la carrera del turismo espacial: Deep Blue Aerospace. La startup está desarrollando su cohete reutilizable Nebula-1 VTVL y cápsula tripulada, y en octubre anunció una hoja de ruta para comenzar los vuelos suborbitales de pasajeros en 2027.

Desafíos del sector
La industria del turismo espacial enfrenta complejos requisitos regulatorios y de seguros. Cada vuelo de pasajeros debe someterse a estrictas evaluaciones de seguridad, revisiones ambientales y cumplir con amplias obligaciones de cobertura de responsabilidad civil. Tan solo las primas de seguro pueden alcanzar decenas de millones de dólares por lanzamiento. Según la legislación estadounidense, todos los participantes en vuelos espaciales deben completar programas de entrenamiento personalizados según el perfil de su misión. Por ejemplo, Blue Origin preparó a los pasajeros del New Shepard durante un programa de dos días que incluye acondicionamiento físico, protocolos de emergencia e instrucción sobre sistemas de seguridad y procedimientos de gravedad cero.
Las empresas también deben considerar posibles retrasos, cancelaciones o incluso fallos de la misión, todo lo cual requiere planificación de contingencias y cumplimiento con las autoridades aeronáuticas y espaciales.
Más allá de los problemas operativos, el turismo espacial también se enfrenta a distintas críticas por parte del público. Y es que por muy emocionante que suene el turismo espacial, muchos argumentan, y con razón, que es una experiencia muy exclusiva. Otros cuestionan su propósito, señalando que, a diferencia de las misiones de investigación de la NASA o la ESA, la mayoría de los vuelos turísticos no contribuyen en la ciencia. Además, también preocupa el impacto ambiental de esta industria, ya que los cohetes liberan gases y partículas a la atmósfera, donde sus efectos pueden ser más duraderos y dañinos que las emisiones en tierra.
Por otro lado, finalmente, se encuentra el problema de la seguridad. A diferencia de las agencias espaciales establecidas con décadas de experiencia, las empresas privadas del turismo espacial compiten por demostrar su valía en un entorno competitivo y de alta presión. Esta urgencia puede implicar plazos más cortos, menos pruebas y un mayor riesgo. Los expertos advierten que incluso las visitas cortas al espacio pueden afectar al cuerpo humano, causando exposición a la radiación y otros problemas de salud.
¿Cómo invertir en turismo aeroespacial?
A pesar de las críticas y los desafíos a los que se enfrenta esta industria, el turismo espacial está aumentando poco a poco su popularidad, mejorando su posición dentro del mercado. Este crecimiento ofrece múltiples oportunidades para los inversores, que pueden invertir en este sector de distintas maneras, ya sea adquiriendo acciones de las empresas punteras de la industria o apostando por ETFs.
Virgin Galactic
Fundada por Richard Branson, la empresa está logrando importantes avances en el turismo espacial. La compañía busca comercializar vuelos espaciales tripulados pilotando vuelos de pasajeros fuera de la órbita terrestre. Virgin Galactic completó su duodécimo vuelo espacial suborbital en junio y está desarrollando su nueva línea de naves espaciales Delta. Cada vuelo transporta seis pasajeros en dos astronautas y cuesta 450.000 dólares por billete.
Virgin Galactic se encuentra en fase de crecimiento, pero sus sólidas cifras de ingresos indican un gran potencial de crecimiento. La compañía también cuenta con la ventaja de ser pionera en la industria del turismo espacial, lo que la convierte en una de las principales acciones de turismo espacial en las que vale la pena apostar para obtener rentabilidad a largo plazo.
Rocket Lab
Rocket Labs cuenta con una cartera de pedidos de 1.000 millones de dólares. Su objetivo es realizar 20 lanzamientos en 2025 y ya ha completado 5 de ellos en el primer trimestre, por lo que está en camino de alcanzarlo.
Actualmente, el 62% de los ingresos de Rocket Lab proviene de EEUU y tiene plantas de fabricación en Virginia, Nuevo México y Colorado, aunque varias piezas que se utilizan en sus equipos espaciales se importan de fuera de EEUU y, por lo tanto, están sujetas a aranceles.
La demanda tampoco debería verse demasiado afectada por la situación arancelaria, siguen en camino de alcanzar un número récord de lanzamientos este año. Además, acaba de ser nominada a optar a un enorme contrato gubernamental de 5.600 millones de dólares.
Para poner esto en contexto, los ingresos anuales de Rocket Labs en 2024 fueron de tan solo 436 millones de dólares. Por lo tanto, estamos hablando de un crecimiento significativo de los ingresos si se concreta.
Space Innovators ETF (JEDI.DE)
Mientras que una de las opciones que tenemos para invertir en el sector es a través de las propias acciones, desde XTB ofrecemos la posibilidad de hacerlo a través de un ETF.
Los fondos cotizados, o como comúnmente se les conoce, ETFs, nos permiten replicar el comportamiento de un sector de manera diversificada, como es en este caso ocurre con la exploración espacial o el equipamiento. Entre sus principales posiciones destaca Rocket Lab, que es la acción con mayor representación dentro del ETF, pero también encontramos otras compañías como AST Spacemobil o Echostar.
Composición del ETF
Aunque este año el comportamiento de este ETF se encuentra al igual que los principales activos financieros en EEUU en terreno negativo, en 2024 obtuvo una revalorización superior al S&P 500 generando una revalorización del 42,26%.
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