¿Qué son las tarjetas bancarias?

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Imagen de una persona pagando con tarjeta en un articulo sobre qué son las tarjetas bancarias

Las tarjetas bancarias son instrumentos que emiten las entidades bancarias para que los usuarios puedan extraer dinero y realizar pagos en establecimientos, ya sean online o físico, y que actualmente se posicionan como la segunda forma de pago más empleada por la población, solo por detrás del dinero en efectivo. En este artículo, te contamos cómo funcionan y qué tipos existen.

Las tarjetas bancarias se han convertido en un objeto habitual de nuestro día a día. A pesar de que el dinero en efectivo sigue siendo el método de pago más utilizado por los españoles (según el último informe de hábitos de uso de efectivo del Banco de España, un 99% de la población utiliza esta alternativa de pago y al menos un 65% la usa de forma diaria), las tarjetas bancarias se posicionan como la segunda opción de pago favorita en nuestro país, por delante de otras opciones como los dispositivos móviles o las transferencias. En concreto, se calcula que el 88% de los habitantes la utiliza y que un 32% la emplea de forma diaria. Además, es la opción predilecta para las personas de entre 25 y 34 años, por delante del dinero en efectivo. 

La comodidad y la seguridad son dos de los principales factores que han impulsado el uso de las tarjetas bancarias entre la población. Ya sea para realizar pagos online o en un comercio físico como para retirar dinero en efectivo, no cabe duda de que las tarjetas bancarias ocupan cada vez un papel más importante en nuestra vida cotidiana, pero ¿cómo funcionan exactamente? ¿Y qué tipos de tarjetas bancarias existen actualmente en el mercado?

Imagen de un hombre sacando dinero de un cajero en un articulo sobre qué son las tarjetas bancarias
 

¿Qué son las tarjetas bancarias?

Las tarjetas bancarias son instrumentos de pago que emiten las entidades bancarias y que permiten a los usuarios extraer dinero y realizar pagos en todo tipo de establecimientos. Estas tarjetas, que se posicionan como una alternativa al dinero en efectivo, están asociadas a una cuenta bancaria y pueden emplearse tanto para retirar efectivo de un cajero como para realizar una compra por internet o en un comercio físico. 

Tal y como señalan desde el Banco de España, en nuestro país los movimientos generados por una tarjeta bancaria están gestionados por el Sistema de Tarjetas y Medios de Pago. Estas tarjetas son nominativas y, para poder contratar una, es necesario disponer de una cuenta en una entidad bancaria y firmar un contrato en el que se establezcan las condiciones y responsabilidades de uso. Estos plásticos, además, deben cumplir con una serie de requisitos formales para que se consideren válidos y puedan utilizarse en los cajeros y comercios. Así, estas tarjetas deben presentar la siguiente información:

  • El nombre de la entidad bancaria emisora de la tarjeta.
  • El logo de la red interbancaria, como puede ser Mastercard o VISA.
  • El chip.
  • El código de validación o verificación, también conocido como CVV.
  • El número de tarjeta.
  • La fecha de caducidad.
  • El nombre del titular.

Más allá de esta información, las tarjetas bancarias deben contar con una banda metálica, la cual aparece en el reverso, y un holograma. En algunos casos, es posible que presenten un espacio para que el usuario firme, aunque esta práctica ya no es obligatoria. 

Tipos de tarjetas bancarias

Dentro del mercado se pueden encontrar varios tipos de tarjetas bancarias, con características únicas que conviene conocer antes de contratarlas:

  • Tarjetas de débito: son tarjetas asociadas a una cuenta bancaria que emplean el dinero depositado en estas cuentas para realizar pagos o retirar efectivo. Estas tarjetas descuentan automáticamente el importe empleado del saldo disponible de la cuenta a la que están asociadas, y dependen totalmente del dinero que el usuario disponga, de tal manera que no pueden utilizarse si no se disponen los fondos necesarios para abonar las operaciones. Son las tarjetas más comunes y pueden emplearse tanto en comercios físicos como en comercios electrónicos, oficinas o cajeros.
  • Tarjetas de crédito: son tarjetas con las que los usuarios pueden acceder a líneas de financiación de las entidades bancarias, que les prestan dinero a cambio de que lo devuelvan en un plazo determinado y bajo unas condiciones concretas. A diferencia de lo que ocurre con las tarjetas de débito, que solo pueden emplearse cuando el usuario dispone del saldo disponible para realizar las operaciones, las tarjetas de crédito permiten operar sin tener fondos, ya que estos los aporta la entidad bancaria. A cambio, los usuarios deben devolver este importe, para lo cual pueden optar por dos opciones: la de pago total sin intereses, por la cual el usuario se compromete a devolver el importe de todas las compras que se hayan hecho con la tarjeta en un único pago, que generalmente se produce en el primer día del mes posterior a la compra, y la de de pago aplazado, por la que el usuario abonará el importe de las compras, más una serie de intereses asociados, en distintas cuotas. 
  • Tarjetas revolving: son una variedad de tarjetas de crédito que cuentan con la particularidad de renovar la ‘deuda’ en la que se incurre mensualmente. Estas tarjetas ofrecen a los usuarios una línea de crédito que pueden emplear para acometer todo tipo de operaciones, estando obligados a devolver el dinero empleado a través del pago de cuotas periódicas. A medida que los usuarios van abonando el dinero prestado, van recuperando capital en su línea de crédito, que pueden volver a emplear en sus operaciones. De este modo, en las tarjetas revolving la deuda de los usuarios puede disminuir, conforme van abonando las cuotas correspondientes, o aumentar, a medida que empleen la tarjeta, la cual lleva asociados intereses, comisiones y otro tipo de gastos que, por norma general, suelen ser mayores que los de otros tipos de tarjetas. Por ello, antes de usar este tipo de plásticos, es importante conocer sus requisitos, riesgos y condiciones. 
  • Tarjetas prepago: son un tipo de tarjetas de débito en las que los usuarios pueden cargar dinero para realizar pagos. A diferencia de las tarjetas de débito tradicionales, que están asociadas a una cuenta bancaria, las tarjetas prepago no están sujetas a una cuenta, por lo que deben cargarse previamente antes de ser utilizadas. De este modo, el importe que un usuario puede gastar con ellas viene predefinido en base al capital que haya cargado.
  • Tarjetas virtuales: son tarjetas diseñadas que carecen de soporte físico y que pueden emplearse para realizar todo tipo de transacciones. Estas tarjetas se guardan en los E-wallet, o monederos digitales, y cuentan con los mismos elementos que una tarjeta física, es decir, número de identificación, fecha de caducidad, CVV, etcétera. Pueden ser de débito, crédito o prepago, en función de lo que se desee contratar.

En los últimos años, además, la amplia mayoría de las tarjetas bancarias han adoptado la tecnología contactless o sin contacto, que permite realizar operaciones pagos en comercios sin necesidad de introducir los plásticos en el datáfono. Estas tarjetas, que pueden realizar operaciones tanto a débito como a crédito, se conocen como tarjetas contactless y en el último semestre de 2023 vieron cómo su uso aumentaba un 15,6% entre la población española, tal y como señalan desde el Banco de España.

Imagen de un hombre extrayendo tarjetas en un articulo sobre qué son las tarjetas bancarias
 

Requisitos para solicitar una tarjeta bancaria

Para poder contratar una tarjeta bancaria, los usuarios deben cumplir con una serie de requisitos que varían en función del tipo de tarjeta que se quiere contratar y la entidad con la que se quiere trabajar. No obstante, por norma general estos productos suelen poner las siguientes condiciones:

  • Tener 18 años. Aunque actualmente existen tarjetas enfocadas en clientes jóvenes, lo habitual es que las tarjetas de crédito y débito, las dos más populares, requieran que el usuario sea mayor de edad. En el caso de las tarjetas para menores, los progenitores deberán presentar el DNI del menor, junto con el suyo propio y el libro de familia.
  • Disponer de una cuenta corriente. Generalmente, es imprescindible que los usuarios que quieran contratar una tarjeta tengan abierta una cuenta corriente con la entidad con la que quieren trabajar. Además, esta debe tener saldo disponible.
  • Tener un mínimo de ingresos. Sobre todo en el caso de las tarjetas de crédito y revolving, es habitual que las entidades bancarias exijan un mínimo de ingresos para proceder con la contratación, ya que estos productos guardan semejanzas con los préstamos. Además, lo habitual es que los usuarios con deudas pendientes y que formen parte de la lista de la ASNEF no puedan acceder a este tipo de productos, dado el riesgo de impago. 

Ventajas de las tarjetas bancarias

Las tarjetas bancarias son una alternativa al dinero en efectivo tradicional que puede ofrecer distintas ventajas:

  • Comodidad. Las tarjetas bancarias son productos que ocupan menos espacio que el dinero en efectivo. Además, gracias a los monederos digitales y las plataformas de pago móvil, no es necesario llevarlas encima, por lo que los usuarios solo necesitan contar con su teléfono móvil para realizar sus compras.
  • Flexibilidad. Las tarjetas de crédito ofrecen la posibilidad de realizar pagos incluso cuando no disponemos del saldo necesario para comprar e incluso nos permiten aplazar la devolución del dinero usado en varios meses, por lo que los usuarios pueden manejar sus finanzas personales de forma más flexible, en función de las necesidades del momento.
  • Control. Al utilizar las tarjetas bancarias, los pagos y transferencias que se realizan quedan reflejados en los movimientos de nuestra cuenta bancaria, lo que nos permite hacer un mejor seguimiento de nuestros gastos. 
  • Seguridad. Para poder emplear la mayoría de las tarjetas bancarias, es necesario introducir un PIN predefinido previamente por el usuario, lo que aumenta su seguridad en comparación con el dinero en efectivo.

Riesgos de las tarjetas bancarias

Aunque las tarjetas bancarias son productos financieros que pueden resultar muy útiles, estos instrumentos no están exentos de ciertos riesgos, los cuales conviene conocer antes de empezar a utilizarlas:

  • Costes. Aunque existen tarjetas bancarias gratuitas, la mayoría de ellas llevan asociadas ciertas comisiones que los usuarios deben asumir, como la de emisión o mantenimiento. Además, muchas de ellas aplican comisiones si se emplean para sacar dinero en efectivo de cajeros automáticos de otras entidades bancarias o si se utilizan en el extranjero.
  • Riesgos de endeudamiento. Al emplear tarjetas de crédito o revolving, que pueden aplican intereses si se utilizan en determinados contextos, se corre el riesgo de incurrir en deudas con las entidades emisoras, especialmente si estas tarjetas se utilizan sin tener ningún tipo de control y sin tener en cuenta nuestros gastos e ingresos. Para reducir este riesgo, es importante hacer un seguimiento de nuestros movimientos y evitar realizar operaciones con dinero que no podríamos devolver. 
  • Incremento del gasto. Aunque los movimientos que se realizan con las tarjetas bancarias quedan registrados en nuestras cuentas, al emplear estos instrumentos podemos aumentar nuestros gastos, ya que, en el momento de usarlas, no vemos realmente el dinero que estamos gastando. 
Imagen de la tarjeta XTB en un articulo sobre qué son las tarjetas bancarias
 

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