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La debilidad global del dólar se sostiene ante la falta de sorpresas en el calendario y la atención puesta en el mercado laboral.
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La fortaleza del yen y la apreciación del euro han sido catalizadores directos del sesgo bajista del billete verde.
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En Chile, el cobre en nuevos máximos respalda al peso chileno y abre espacio para mayores descensos del tipo de cambio, incluso hacia la zona de $900 por dólar, con volatilidad acotada.
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La debilidad global del dólar se sostiene ante la falta de sorpresas en el calendario y la atención puesta en el mercado laboral.
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La fortaleza del yen y la apreciación del euro han sido catalizadores directos del sesgo bajista del billete verde.
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En Chile, el cobre en nuevos máximos respalda al peso chileno y abre espacio para mayores descensos del tipo de cambio, incluso hacia la zona de $900 por dólar, con volatilidad acotada.
Apertura con sesgo bajista para el dólar en Chile
El mercado arranca la sesión con un tono más favorable para el peso chileno, en un escenario donde convergen señales externas y factores domésticos. Por un lado, el telón de fondo internacional sigue siendo determinante para el comportamiento del dólar en Chile, especialmente cuando la divisa estadounidense muestra fragilidad y los inversionistas se mueven con cautela a la espera de definiciones en datos clave. Por otro lado, el impulso del cobre vuelve a posicionarse como un pilar de apoyo para la moneda local, reforzando la lectura de que el tipo de cambio puede seguir ajustando a la baja si el contexto se mantiene.
El dólar inicia la jornada a la baja, en un contexto marcado por factores internacionales que continúan presionando a la divisa. A nivel global, el dólar mantiene una estructura debilitada y, ante la ausencia de sorpresas relevantes en el calendario económico, los inversionistas se mantienen a la espera de nuevas señales desde el mercado laboral. En este escenario, el fortalecimiento del yen y la apreciación del euro frente al dólar han sido los principales impulsores de la reciente debilidad de la moneda estadounidense.
Ademas, hoy, 24 de diciembre de 2025, el INE publicó el dato del Índice de Precios de Productor (IPP) de Industrias de noviembre de 2025 y salió a la baja: -0,8% mensual, con un acumulado de 8,7% en lo que va del año (enero a noviembre). Instituto Nacional de Estadísticas

El principal arrastre vino desde minería, cuyo IPP cayó -1,3% en el mes (acumula 14,9% en 2025) y dentro de eso destacó extracción y procesamiento de cobre con -1,0%. La manufactura también retrocedió -0,7% (acumula -0,9% en 2025), con incidencia negativa desde pasta de madera, papel y cartón (-2,3%). En contraste, electricidad, gas y agua subió +1,0% en el mes (acumula 10,8%), impulsado por captación, tratamiento y distribución de agua (+4,7%).
Qué está debilitando al dólar a nivel global
En el plano internacional, la sensación predominante es que el dólar se está moviendo más por expectativas y posicionamiento que por “shocks” de información. Cuando el calendario viene liviano y no hay publicaciones capaces de cambiar el panorama de forma abrupta, el mercado tiende a enfocarse en las variables que pueden modificar el rumbo de la política monetaria y el apetito por riesgo. En la práctica, eso deja al mercado laboral como un punto de referencia relevante: si las señales apuntan a un enfriamiento gradual, el dólar suele perder parte del soporte asociado a una economía demasiado fuerte; si el empleo sorprende al alza, el billete verde puede recuperar tracción.
En este tipo de entornos, la reacción no solo depende del dato en sí, sino también de cómo impacta las probabilidades que asigna el mercado a los próximos movimientos de tasas. Por eso, aun con una sesión de aparente calma informativa, el tono del dólar puede seguir presionado si el “consenso” es que faltan catalizadores para cambiar el sesgo actual. Esa lectura, de momento, se refleja en una estructura global más débil para la divisa estadounidense.
El rol del yen y el euro: por qué se siente tanto en el mercado
Dentro de los movimientos recientes, el fortalecimiento del yen y la apreciación del euro frente al dólar actúan como un termómetro del reequilibrio de flujos globales. Cuando estas monedas ganan terreno, el mercado suele estar reconociendo que el dólar no está capturando de la misma manera la demanda por refugio o por retorno relativo. Además, el cruce del dólar contra monedas principales tiene un impacto “en cascada” sobre otras divisas, sobre todo en economías abiertas donde los flujos financieros reaccionan con rapidez.
El resultado es que, incluso sin grandes noticias de último minuto, el simple hecho de ver un yen firme y un euro fortalecido puede reforzar la percepción de que el dólar está enfrentando presión de base. Y cuando esa presión coincide con un mercado mirando de reojo al mercado laboral, el incentivo pasa a ser esperar nuevas señales antes de reconstruir posiciones largas en dólar con convicción.
El cobre en máximos como respaldo para el peso chileno
En el ámbito local, el principal soporte para el peso chileno viene dado por el desempeño del cobre. En general, cuando el metal rojo se fortalece, mejora la percepción sobre los términos de intercambio de Chile y se refuerza la idea de un flujo más favorable hacia la economía local. Eso puede traducirse en un respaldo adicional para la moneda, especialmente si el resto del contexto externo no está jugando en contra.
En el ámbito local, el peso chileno encuentra respaldo en el sólido desempeño del cobre, que ha alcanzado nuevos máximos, reforzando una perspectiva favorable para la moneda. Este impulso ha llevado al tipo de cambio a perder niveles técnicos relevantes, abriendo espacio para mayores descensos. Con datos económicos estables y un entorno externo que, de mantenerse, seguiría apoyando al peso, no se descarta que durante la sesión se alcancen niveles en torno a $900 por dólar, con una volatilidad acotada.
Lectura técnica: pérdida de niveles y espacio para continuidad
Más allá de los fundamentos, el mercado suele responder con fuerza cuando el tipo de cambio atraviesa o pierde zonas técnicas observadas por muchos participantes. En esos casos, la dinámica de corto plazo puede acelerarse: aparecen gatillos de ejecución, se ajustan coberturas y algunos actores reequilibran posiciones. Eso no implica que el movimiento sea lineal, pero sí que el “camino de menor resistencia” puede mantenerse bajista mientras el mercado no reciba una señal potente que cambie la dirección.
La referencia a niveles en torno a $900 por dólar funciona también como un umbral psicológico relevante. Cuando el mercado se acerca a zonas así, es común ver cierta moderación intradía, intentos de rebote y tomas de utilidad. Sin embargo, si el cobre continúa firme y el dólar global no recupera fuerza, el sesgo de continuidad puede seguir dominando, especialmente con una volatilidad que se mantenga contenida.
Qué podría cambiar el escenario durante la sesión
El cuadro base favorece al peso chileno, pero el equilibrio puede moverse si aparecen sorpresas en la información vinculada al mercado laboral o si se revierte el impulso de monedas como el yen y el euro. En mercados líquidos, basta con que cambie la narrativa de tasas o el apetito por riesgo para que el dólar recupere parte del terreno perdido.
En clave local, el principal factor a monitorear es que el respaldo del cobre se mantenga. Si el metal sigue actuando como soporte, el mercado suele interpretar que hay fundamentos para sostener el movimiento del peso. Si, en cambio, el cobre pierde fuerza o el dólar global se afirma con rapidez, el tipo de cambio podría estabilizarse y volver a poner en juego niveles técnicos previamente quebrados.
Panorama general
Con un dólar global debilitado, protagonismo del yen y el euro, y un cobre que refuerza el ánimo a favor de Chile, el escenario de la sesión se inclina hacia una continuación bajista del dólar en Chile. El mercado, eso sí, seguirá calibrando el movimiento en función de la información que pueda aparecer desde el mercado laboral y de cómo se comporten los principales pares de divisas. Mientras ese equilibrio no cambie, el sesgo apunta a un tipo de cambio con espacio para descender y con volatilidad acotada.
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