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El cobre marcó un nuevo máximo histórico por encima de US$12.000/tonelada en la LME, impulsado por distorsiones de flujos ligadas a la agenda arancelaria de EE. UU.
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La oferta global se mantiene frágil tras interrupciones mineras en 2025, mientras bancos proyectan un déficit severo en 2026.
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Técnicamente, la ruptura de US$12.000 refuerza el sesgo alcista, aunque la sobrecompra eleva el riesgo de pausas de corto plazo.
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El cobre marcó un nuevo máximo histórico por encima de US$12.000/tonelada en la LME, impulsado por distorsiones de flujos ligadas a la agenda arancelaria de EE. UU.
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La oferta global se mantiene frágil tras interrupciones mineras en 2025, mientras bancos proyectan un déficit severo en 2026.
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Técnicamente, la ruptura de US$12.000 refuerza el sesgo alcista, aunque la sobrecompra eleva el riesgo de pausas de corto plazo.
El cobre vuelve a marcar el pulso del tablero geopolítico y comercial. En la mañana de hoy tocó un nuevo máximo histórico por encima de US$12.000 por tonelada en la LME, un hito que llega en un año en el que el metal ya acumula alzas superiores al 35% y se encamina a su mejor desempeño anual desde 2009. Ahora en la sesión, el cobre sube cerca de 2%.
El catalizador inmediato no proviene de China, donde el consumo subyacente se ha enfriado, sino de una distorsión de flujos globales provocada por la agenda arancelaria de Donald Trump. Ante el riesgo de que Estados Unidos termine aplicando tarifas al cobre, el mercado ha acelerado el pre-posicionamiento de inventarios en territorio estadounidense. Este movimiento tensiona la oferta disponible para el resto del mundo y abre una puja por unidades físicas fuera de EE. UU., elevando el precio incluso en ausencia de un repunte claro del ciclo manufacturero global.
Oferta frágil y riesgo de déficit severo en 2026
El impacto del “tariff trade” se amplifica porque aterriza en un momento de fragilidad estructural de la oferta. A lo largo de 2025 se acumularon interrupciones y paradas no planificadas en minas de distintas regiones, Américas, África y Asia, reduciendo el margen de maniobra del sistema.
De cara a 2026, varios bancos ya advierten un escenario más exigente. Morgan Stanley, por ejemplo, proyecta que la demanda podría superar la oferta en torno a 600 mil toneladas, un déficit inusualmente severo. Aunque los inventarios globales aún “alcanzan en el agregado”, la lectura del mercado es táctica: si los embarques se concentran en EE. UU. para anticiparse a eventuales tarifas, el resto del sistema queda más expuesto a shocks adicionales (huelgas, clima adverso o problemas operacionales). Este desequilibrio explica por qué el precio continúa subiendo pese a señales mixtas en la actividad industrial.
Demanda estructural
A este contexto se suma un storytelling estructural que 2025 reactivó con fuerza. La electrificación (redes, energías renovables y vehículos eléctricos) y, cada vez más, la infraestructura de inteligencia artificial, data centers, cableado, energía y sistemas de enfriamiento, sostienen expectativas de demanda de largo plazo.
Este marco hace que los déficits futuros se descuenten antes, reforzando la dinámica alcista. En paralelo, el entorno macro también aporta combustible: la discusión sobre aranceles y la reconfiguración de cadenas de suministro introducen una prima de seguridad en el metal, mientras que cualquier combinación de dólar más débil y expectativas de recortes de tasas tiende a mejorar el apetito por commodities, acelerando el componente financiero del rally.
El cuello de botella menos visible
Otro factor clave —menos visible que los titulares de aranceles, es la tensión en la cadena de refinación. En los últimos años, la capacidad de fundición creció más rápido que la producción minera, y cuando el concentrado escasea, los márgenes de los smelters (plantas que transforman concentrado en metal refinado) se comprimen hasta niveles que fuerzan ajustes operativos.
Si las plantas reducen carga o detienen operaciones por rentabilidad, el cuello de botella deja de ser solo el mineral y pasa a ser también el metal refinado disponible para entrega. En un mercado donde desarrollar nueva oferta toma años y donde la calidad del mineral tiende a deteriorarse, cualquier disrupción adicional se amplifica. El sistema queda con menos “amortiguadores” y el precio incorpora una prima por asegurar suministro hoy, no solo por la demanda futura.
Análisis técnico del cobre (M30)
Desde el punto de vista técnico, la estructura es claramente alcista. El precio ya opera sobre la zona psicológica de US$12.000, que pasa a funcionar como pivote.
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Escenario alcista: la ruptura y consolidación sobre 12.002 abre espacio hacia 12.274 (161,8%) y luego 12.442 (200%) como próximos objetivos.
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Soportes: 11.834 (61,8%) y el área de medias móviles (SMA50 ~11.930 / SMA200 ~11.750).
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Momentum: el RSI cerca de 80 indica sobrecompra.
Mientras el precio se mantenga por encima de esas referencias, las correcciones tienden a leerse como pausas dentro de la tendencia. No obstante, el nivel elevado de RSI aumenta la probabilidad de retrocesos cortos antes de un nuevo impulso alcista.
Fuente:xStation5.
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