¿Qué es un ADR o American Depositary Receipt?

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Los ADR son certificados con los que los inversores pueden invertir en acciones extranjeras en la Bolsa de Estados Unidos. En este artículo, te contamos cómo funcionan, qué tipos existen y qué ventajas y desventajas presentan.

En un mundo cada vez más globalizado, el interés por las empresas extranjeras se ha visto impulsado, y cada vez son más los inversores que buscan operar con activos que no cotizan en su país de origen. Para facilitar estas operaciones, las instituciones han desarrollado distintos instrumentos, con los que los usuarios pueden invertir en títulos de mercados internacionales de forma más sencilla. Uno de ellos son los ADR, siglas de American Depositary Receipt, un tipo de instrumento cuyos orígenes se remontan a la década de 1920 y que buscan ayudar a los inversores estadounidenses a invertir en otros mercados. En este artículo, repasamos qué son los ADR, qué ventajas ofrecen a los inversores y qué pueden ganar las empresas con ellos.

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¿Qué son los ADR (American Depositary Receipt)?

Los ADR, siglas con las que se conocen a los ‘American Depositary Receipt’ (Certificados de Depósito Estadounidenses, según su traducción al español), son certificados con los que los inversores pueden invertir en acciones extranjeras en la Bolsa de Estados Unidos, es decir, sin tener que operar en dichos mercados. Estos certificados son emitidos por las entidades bancarias de Estados Unidos, que adquieren un conjunto de activos de empresas extranjeras para volver a emitirlas en el mercado bursátil estadounidense, donde se negocian igual que una acción local. 

Los ADR representan un número concreto de acciones de una compañía extranjera, el cual define el banco emisor. En algunos casos, un ADR corresponde a una única acción extranjera, mientras que, en otros, equivale a varias acciones o fracciones de acciones. Estos certificados otorgan a sus accionistas los mismos derechos que un acción tradicional, en el sentido en el que les permiten participar en las juntas de accionistas y cobrar dividendos, aunque pueden llegar a tener una liquidez más reducida. Creados en 1927 por Guaranty Trust, fondo inversor que en 1959 acabaría fusionándose con J.P. Morgan, estos instrumentos nacieron para ofrecer a los inversores estadounidenses la oportunidad de invertir en activos internacionales de forma más sencilla y con el paso de los años han ido aumentando su popularidad. Actualmente, se calcula que hay más de 2.000 ADR en el mundo, entre los que podemos encontrar a empresas tan populares como Alibaba, SONY u Honda.

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Tipos de ADR

Dentro del mercado, se pueden identificar varios tipos de ADR, en función de la relación del banco depositario o emisor y la empresa extranjera:

  • ADR patrocinado: son aquellos en los que el banco depositario emite los certificados en nombre de la empresa extranjera. En estos casos, la compañía extranjera suele asumir los costes de emisión del ADR y mantener su control, mientras que el banco emisor se encarga de gestionar las transacciones de los posibles inversores. 
  • ADR no patrocinado: son aquellos en los que no existe un acuerdo entre el banco depositario y la empresa extranjera. En estos casos, el banco crea, emite y lanza estos instrumentos sin contar con el respaldo, participación o incluso permiso de la compañía. Por ello, no ofrecen derecho a participar en la junta de accionistas de la empresa.

Dado que en los ADR patrocinados la empresa extranjera colabora de forma activa, estando obligada a cumplir con la regulación estadounidense y a ofrecer información financiera, estos instrumentos suelen tener mayor liquidez y transparencia que los ADR no patrocinados, que suelen presentar mayores riesgos. A cambio, los ADR no patrocinados pueden ofrecer a los inversores acceso a empresas menos conocidas que carecen de los medios para lanzar sus propios ADR patrocinados, por lo que pueden ser una opción de interés de cara a diversificar nuestra cartera con opciones que no están correctamente cubiertas con otros instrumentos. Aun así, a la hora de invertir en cualquiera de estos certificados, será imprescindible realizar un correcto análisis de sus ventajas y desventajas, de cara a valorar la opción que mejor se ajuste no solo a nuestros objetivos, sino también a nuestra tolerancia al riesgo.

Niveles

Más allá de la relación existente entre el banco depositario o emisor y la empresa extranjera, los ADR también pueden clasificarse según el acceso que la compañía extranjera tiene al mercado de valores estadounidense. Partiendo de esta premisa, se pueden identificar tres niveles de ADR:

  • Nivel Uno: es el tipo más básico. Aquí se incluyen a los ADR de las empresas que no quieren o no cumplen con los requisitos necesarios para operar en el mercado bursátil de Estados Unidos, por lo que solo pueden negociarse en los mercados extrabursátiles (OTC). Estos instrumentos ofrecen a las empresas la posibilidad de establecer su presencia en el mercado americano, pero no les permite captar el capital de inversores, por lo que pueden emplearse como barómetro para medir el posible interés de los inversores estadounidenses. De carácter especulativo, estos instrumentos presentan un mayor riesgo para los inversores, ya que cumplen con los requisitos más básicos de la SEC, y ofrecen una liquidez más reducida que otros ADR. 
  • Nivel Dos: en este nivel, los ADR pueden comercializarse en bolsas como el Nasdaq o el NYSE, por lo que ofrecen una mayor exposición al mercado estadounidense que los ADR de nivel uno. Para poder obtener esta categoría, las empresas extranjeras deben cumplir con los requisitos regulatorios de la SEC y presentar sus informes contables y financieros de acuerdo a la regulación del organismo.
  • Nivel Tres: es el nivel más alto y prestigioso. Al igual que ocurre con los ADR de nivel dos, estos ADR también pueden comercializarse en las bolsas americanas. No obstante, cuentan con la ventaja de que permiten a la empresa extranjera realizar ofertas públicas iniciales (IPO) en Estados Unidos. Las empresas que quieran obtener esta categoría deben cumplir con los requisitos más estrictos de la SEC. 

¿Cómo funcionan los ADR?

Para poder operar en el mercado estadounidense, los ADR siguen un proceso concreto, independientemente de su naturaleza:

  • Emisión: la entidad financiera, que generalmente es un banco de Estados Unidos, adquiere las acciones de la empresa extranjera y las mantiene en custodia. En proporción a las acciones adquiridas, el banco emite los ADR, los cuales pueden representar a una única acción, a una fracción de acción o a varias acciones. 
  • Negociación:  una vez los ADR han sido emitidos, estos certificados pueden empezar a negociarse como una acción tradicional, ya sea en el mercado de valores de Estados Unidos o en los mercados extrabursátiles. En este sentido, se debe tener en cuenta que estos certificados se negocian en dólares y que se liquidan a través de los 
  • Conversión y dividendo: los inversores de ADR tienen derecho a percibir dividendos, igual que cualquier accionista, los cuales se pagarán en dólares. Si lo desean, también pueden convertir sus ADR en acciones de la empresa extranjera, aunque este proceso puede implicar costes.
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Ventajas y desventajas de los ADR para los inversores

Al igual que ocurre con cualquier otro activo, los ADR son instrumentos que pueden ofrecer ventajas y desventajas a los inversores, las cuales conviene conocer antes de decidirse a operar con ellos.

Desde un punto de vista positivo, la principal ventaja que ofrecen los ADR es que permiten invertir en compañías que no pertenecen a Estados Unidos como si fueran una cotizada americana tradicional. A través de estos instrumentos, los inversores pueden invertir en acciones de empresas extranjeras, por ejemplo, asiáticas, de forma más sencilla, operando en los mercados estadounidenses y sin tener que recurrir a otros parqués menos conocidos. De este modo, los inversores pueden diversificar su cartera, incorporando compañías internacionales con potencial de crecimiento o con una buena posición de mercado en su país de origen. Además, en el caso de los ADR de nivel 2 o 3, es decir, aquellos que sí forman parte de los mercados bursátiles, estos activos están sujetos a la normativa de la SEC, lo que ofrece seguridad y transparencia. Por otro lado, a nivel de costes estos instrumentos pueden resultar atractivos, ya que las comisiones que se aplican en el mercado americano suelen ser más reducidas que las de otros parqués, especialmente si no somos residentes. 

Desde un punto de vista negativo, las principales desventajas que ofrecen los ADR es que su oferta está limitada, ya que no todas las compañías extranjeras disponen de estos instrumentos. Además, en el caso de los ADR no patrocinados, estos certificados no cuentan con el respaldo de la empresa extranjera, por lo que puede darse el caso de que no cumplan con los requerimientos de la SEC. 

Al ser certificados que replican a un activo extranjero, estos instrumentos están sujetos al riesgo de divisa, ya que, aunque se negocien en dólares, la acción de origen está ligada a una moneda extranjera. De igual manera, al invertir en estos instrumentos los inversores también estarán expuestos a los riesgos económicos y políticos que se produzcan en el país de la empresa extranjera, por lo que será importante mantenerse al día de la actualidad política y económica de cara a operar con ellos. 

¿Qué ofrecen los ADR a las empresas extranjeras?

Más allá de los inversores, los ADR son instrumentos que pueden resultar de interés para las empresas extranjeras, que al emitirlos pueden ganar exposición en uno de los mercados más importantes del mundo: Estados Unidos. Estos certificados pueden utilizarse como un termómetro para medir el posible interés de los inversores del país, de cara a valorar posibles operaciones. Además, en el caso de los ADR que se encuentren en el nivel 2 o 3 de la SEC, es decir, en el caso de aquellos que ya pueden comercializarse en los mercados bursátiles, estos instrumentos les permitirán ganar capital y, en el caso concreto de los de nivel 3, les abrirá la puerta a posibles IPO, con las que podrán ganar capital para sus operaciones. 

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En XTB, disponemos de una variedad de ADR con los que nuestros usuarios podrán invertir en empresas extranjeras, como Honda (HMC.US), Baidu (BIDU.US) o Petrobras (PBRA.US), entre otros. Nuestros usuarios pueden invertir hasta 100.000 euros al mes sin comisiones de compra y venta en más de 3.500 acciones y 1.400 ETF de grandes compañías a escala global. Además, aquellos que quieran invertir en varios tipos de activos a la vez pueden hacerlo a través de nuestros planes de inversiónuna funcionalidad que permite combinar distintos títulos, programando las aportaciones de manera periódica y eligiendo tanto el importe como el plazo o método de pago. En concreto, nuestros usuarios pueden crear su plan de inversión a partir de tan sólo 15 euros, pudiendo elegir hasta 9 ETFs diferentes en cada uno de sus planes.

FAQ

Un ADR (siglas de American Depositary Receipt) es un certificado con el que los inversores pueden invertir en acciones extranjeras en la Bolsa de Estados Unidos, es decir, sin tener que operar en dichos mercados. Estos certificados, que son emitidos por las entidades bancarias de Estados Unidos, representan un número concreto de acciones de una compañía extranjera, el cual define el banco emisor, y otorgan a los inversores los mismos derechos que un acción tradicional, en el sentido en el que les permiten participar en las juntas de accionistas y cobrar dividendos, aunque pueden llegar a tener una liquidez más reducida.

Los ADR vieron la luz por primera vez en 1927, cuando Guaranty Trust, fondo inversor que en 1959 acabaría fusionándose con J.P. Morgan, los creó para ofrecer a los inversores estadounidenses la oportunidad de invertir en activos internacionales de forma más sencilla.

Los ADR pueden clasificarse en dos tipologías:

  • ADR patrocinado: son aquellos en los que el banco depositario emite los certificados en nombre de la empresa extranjera. En estos casos, la compañía extranjera suele asumir los costes de emisión del ADR y mantener su control, mientras que el banco emisor se encarga de gestionar las transacciones de los posibles inversores. 
  • ADR no patrocinado: son aquellos en los que no existe un acuerdo entre el banco depositario y la empresa extranjera. En estos casos, el banco crea, emite y lanza estos instrumentos sin contar con el respaldo, participación o incluso permiso de la compañía.

Los ADR pueden clasificarse según el acceso que la compañía extranjera tiene al mercado de valores estadounidense. En este sentido, existen tres niveles:

  • Nivel Uno: es el tipo más básico. Aquí se incluyen a los ADR de las empresas que no quieren o no cumplen con los requisitos necesarios para operar en el mercado bursátil de Estados Unidos, por lo que solo pueden negociarse en los mercados extrabursátiles (OTC).
  • Nivel Dos: en este nivel, los ADR pueden comercializarse en bolsas como el Nasdaq o el NYSE, por lo que ofrecen una mayor exposición al mercado estadounidense que los ADR de nivel uno.
  • Nivel Tres: es el nivel más alto y prestigioso. Al igual que ocurre con los ADR de nivel dos, estos ADR también pueden comercializarse en las bolsas americanas. No obstante, cuentan con la ventaja de que permiten a la empresa extranjera realizar ofertas públicas iniciales (IPO) en Estados Unidos.

Para poder operar en el mercado estadounidense, los ADR siguen el siguiente proceso: 

  • Emisión: la entidad financiera, que generalmente es un banco de Estados Unidos, adquiere las acciones de la empresa extranjera y las mantiene en custodia. En proporción a las acciones adquiridas, el banco emite los ADR, los cuales pueden representar a una única acción, a una fracción de acción o a varias acciones. 
  • Negociación:  una vez los ADR han sido emitidos, estos certificados pueden empezar a negociarse como una acción tradicional, ya sea en el mercado de valores de Estados Unidos o en los mercados extrabursátiles. 
  • Conversión y dividendo: los inversores de ADR tienen derecho a percibir dividendos, igual que cualquier accionista, los cuales se pagarán en dólares

La principal ventaja que ofrecen los ADR es que permiten invertir en compañías que no pertenecen a Estados Unidos como si fueran una cotizada americana tradicional. Por el contrario, estos instrumentos presentan como desventajas una oferta limitada, ya que no todas las empresas disponen de estos certificados, y el riesgo de divisa, ya que la acción de origen está ligada a una moneda extranjera.

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