¿Qué son y cómo invertir en ETF activos?

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Imagen de un inversor en un artículo sobre ETF activos

Los ETF activos son fondos de inversión que cotizan en Bolsa y que están gestionados por gestores profesionales. A diferencia de los ETF tradicionales, estos instrumentos no buscan replicar el comportamiento de un índice concreto, sino batir el mercado. En este artículo, te contamos cómo funcionan y cómo invertir en ETFs activos.

En los últimos años, los ETF se han consolidado como una opción de interés tanto para inversores como ahorradores. Estos productos, creados en Estados Unidos en la década de los 90, firmaron en 2024 el mejor año de su historia, alcanzando flujos de entrada récord. Así se desprende de un reciente análisis elaborado por Morningstar, que apunta a que en el ejercicio anterior la industria de ETF a escala global registró un flujo de entrada de 1,5 billones de dólares, con más de 13 billones de activos bajo gestión y un récord de 1900 nuevos lanzamientos. En el caso concreto de Europa, además, se captaron flujos récord de 247.000 millones de euros, lo que llevó a los ETF a representar el 12% del total de la negociación de los activos financieros en el Viejo Continente.

Durante el 2024, un tipo particular de ETF vivió su primavera particular: los ETF activos, una alternativa que alcanzó una cifra de lanzamientos récord, al presentar más de 500 ETF nuevos al mercado. Estos productos, si bien llevan cerca de dos décadas en el mercado, no empezaron a ganar tracción hasta 2019, a raíz de la entrada en vigor de la norma 6-c11 de la SEC, conocida popularmente como la “norma de los ETF”, que impulsó la innovación dentro de la industria, tal y como apuntan desde Morningstar, y actualmente están aumentando poco a poco su peso dentro del mercado. Pero ¿qué son exactamente los ETF activos? ¿En qué se diferencian de los ETF tradicionales? ¿Y qué ventajas ofrecen? 

¿Qué son los ETF activos? 

Los ETF activos (Active Exchange Traded Funds, que en su traducción al español significaría Fondo Activo Cotizado en Bolsa) son fondos de inversión que cotizan en bolsa y que están gestionados activamente por gestores profesionales. Estos instrumentos, que comenzaron a popularizarse tras la entrada en vigor en 2019 de la norma 6-c11 de la SEC, se caracterizan por combinar las ventajas de los ETFs tradicionales con los beneficios de las estrategias de inversión activas, de tal forma que no aspiran a replicar el comportamiento de un índice o activo de referencia, sino a superar el mercado. 

A diferencia de los ETF tradicionales, los ETF activos no están sujetos al comportamiento de un índice o activo en específico, sino que invierten en distintos valores con el objetivo de generar rentabilidad. Estos ETF actualizan periódicamente sus carteras de valores para ajustarse a las tendencias del mercado, aprovechar las oportunidades y gestionar los posibles riesgos, por lo que presentan una mayor flexibilidad que los ETF clásicos. Entre sus principales características, destacan:

  • Gestión activa. Estos instrumentos están gestionados por gestores profesionales, que seleccionan los activos y ajustan su peso con base en el análisis fundamental, técnico o cuantitativo, entre otros, para aprovechar las oportunidades del mercado y minimizar riesgos. Esta gestión aumenta su flexibilidad frente a los ETF clásicos, aunque también sus costes.
  • Cotización en bolsa. Al igual que los ETF clásicos, los ETF activos se negocian en Bolsa y se pueden comprar y vender en tiempo real, lo que implica que son productos líquidos. 
  • Transparencia. Al ser activos cotizados en Bolsa, el precio de los ETF activos puede consultarse en cualquier momento, exactamente igual que los ETF tradicionales. Además, sus componentes son públicos, por lo que los usuarios podrán saber en todo momento en qué invierten su capital.
  • Diversificación. Al igual que los ETF pasivos, permiten invertir en multitud de activos adquiriendo un único instrumento. 
Imagen de un ordenador con un billete de dólar en un artículo sobre ETF activos
 

¿Cómo funcionan los ETF activos en el mercado? 

Los ETF activos son instrumentos que combinan elementos de un fondo tradicional con la flexibilidad del mercado bursátil y que pueden resultar interesantes para aquellos que buscan batir el mercado o adaptarse rápidamente a los cambios del entorno económico. Estos instrumentos permiten invertir de forma diversificada en una amplia variedad de activos, igual que los fondos de inversión, pero, a diferencia de ellos, pueden negociarse en tiempo real en Bolsa, por lo que ofrecen una mayor transparencia y flexibilidad.

Estos activos funcionan bajo las siguientes pautas: 

  • Gestión profesional. El equipo gestor identifica oportunidades tras hacer análisis de mercado. 
  • Selección de activos. No está limitada por un índice, por lo que se pueden ajustar tácticamente según la coyuntura. 
  • Creación y reembolso de participaciones. Funcionan a través de los denominados 'authorized participants' (participantes autorizados), los cuales permiten mantener el precio del ETF cercano al valor liquidativo (NAV). 
  • Transparencia y regulación. La CNMV y la ESMA supervisan su operativa, garantizando protección al inversor. 

Al ser gestionados de forma activa por un conjunto de profesionales, estos ETF presentan unos costes más elevados que los ETF clásicos, por lo que, antes de contratarlos, deberemos analizar en profundidad los gastos que estaríamos asumiendo. De igual manera, también será clave tener claro nuestro nivel de tolerancia al riesgo, así como nuestros objetivos. De este modo, podremos seleccionar los activos más adecuados para nuestra cartera.

Diferencias entre ETF activos vs ETF pasivos 

Aunque ambos son fondos cotizados, los ETF activos y los ETF pasivos presentan diferencias, las cuales derivan, principalmente, de su gestión. 

Tabla con las diferencias entre los ETF activos y los ETF pasivos
 

Pese a las diferencias, ambos instrumentos pueden coexistir en una cartera diversificada, combinando eficiencia y potencial de rentabilidad. 

Ventajas e inconvenientes de los ETF activos 

Al igual que ocurre con cualquier tipo de instrumento financiero, los ETF activos ofrecen tanto ventajas como riesgos, los cuales conviene conocer antes de invertir en ellos.

Tabla con las ventajas y desventajas de los ETF activos
 

¿Cómo evaluar el rendimiento de los ETF activos? 

Para medir la eficacia de un ETF activo hay que fijarse en más aspectos que su rentabilidad a corto plazo. En concreto, es fundamental analizar varios indicadores que ayudan a comparar su desempeño con otros productos, entre los que destacan: 

  • Alpha: mide el exceso de rentabilidad sobre el índice de referencia. 
  • Tracking error: cuantifica la desviación respecto al benchmark. 
  • Ratio de Sharpe: evalúa la rentabilidad ajustada al riesgo. 
  • Comisión de gestión (TER): aunque es más alta que en los ETFs pasivos, debe estar justificada por los resultados. 
  • Rentabilidad histórica: hay que comparar su rendimiento a 1, 3 y 5 años respecto a su índice. 

De igual manera, a la hora de invertir en ellos es aconsejable consultar plataformas de análisis que ayuden a evaluar en profundidad cada producto antes de incorporarlo a una cartera. 

¿Cuándo usar ETF activos: estrategia o táctica? 

Los ETF activos pueden emplearse tanto para fines estratégicos como tácticos, en función del perfil del inversor y la situación del mercado.

Enfoque estratégico 

Desde un enfoque estratégico, los ETF activos pueden ser interesante para inversores que buscan

  • Superar la rentabilidad del mercado a largo plazo. 
  • Invertir en sectores o temáticas donde la gestión activa aporta valor (biotecnología, small caps, renta fija emergente…). 
  • Delegar decisiones en gestores profesionales con una trayectoria comprobada. 
  • Complementar estrategias. Por ejemplo, utilizar ETFs pasivos como núcleo de la cartera (core) y ETFs activos como "satélites" para buscar alpha o diferenciación. 
  • Mitigar riesgos estructurales, ya que algunos ETFs activos usan coberturas o ajustes para limitar la exposición a divisas, tipos de interés o riesgos geopolíticos. 

Enfoque táctico 

Desde el enfoque táctico, los ETF activos pueden ayudarnos a: 

  • Ajustar duración en renta fija. Ante subidas de los tipos de interés, un ETF activo puede reducir exposición a bonos de largo plazo y minimizar pérdidas. 
  • Reaccionar a eventos macro. Cambios en la política monetaria del BCE, tensiones geopolíticas o alteraciones fiscales justifican un giro táctico con un ETF activo. 
  • Rotación sectorial rápida. Si el mercado cambia de preferencias (por ejemplo, de crecimiento a valor), un ETF activo puede pivotar su cartera con más agilidad. 
  • Cubrir exposición temporal. Con una alta volatilidad, hay ETFs activos que utilizan derivados o estrategias defensivas que mitigan las caídas sin tener que desinvertir. 
  • Capturar oportunidades coyunturales. Por ejemplo, si se espera una subida del petróleo, un ETF activo centrado en energía puede sobreponderar compañías. 

Los ETF activos son productos que cada vez están ganando más peso en el mercado. Comprender sus características, riesgos y ventajas será clave de cara a analizarlos y construir nuestra cartera de inversión. 

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En XTB, puedes invertir hasta 100.000 euros al mes sin comisiones de compra y venta en más de 3.500 acciones y 1.400 ETF de grandes compañías a escala global. Además, aquellos que quieran invertir en varios tipos de activos a la vez pueden hacerlo a través de nuestros planes de inversión, una funcionalidad que permite combinar distintos títulos, programando las aportaciones de manera periódica y eligiendo tanto el importe como el plazo o método de pago. En concreto, nuestros usuarios pueden crear su plan de inversión a partir de tan sólo 15 euros, pudiendo elegir hasta 9 ETFs diferentes en cada uno de sus planes.

FAQ

Los ETF activos son fondos de inversión que cotizan en bolsa y que están gestionados activamente por gestores profesionales. Estos instrumentos combinan las ventajas de los ETFs tradicionales con los beneficios de las estrategias de inversión activas, de tal forma que no aspiran a replicar el comportamiento de un índice o activo de referencia, sino a superar el mercado. 

Los ETF activos no están sujetos al comportamiento de un índice o activo en específico, sino que invierten en distintos valores con el objetivo de generar rentabilidad. Entre sus principales características, destacan:

  • Gestión activa. Estos instrumentos están gestionados por gestores profesionales, que seleccionan los activos y ajustan su peso con base en el análisis fundamental, técnico o cuantitativo, entre otros, para aprovechar las oportunidades del mercado y minimizar riesgos. 
  • Cotización en bolsa. Al igual que los ETF clásicos, los ETF activos se negocian en Bolsa y se pueden comprar y vender en tiempo real, lo que implica que son productos líquidos. 
  • Transparencia. Al ser activos cotizados en Bolsa, el precio de los ETF activos puede consultarse en cualquier momento, exactamente igual que los ETF tradicionales. 
  • Diversificación. Al igual que los ETF pasivos, permiten invertir en multitud de activos adquiriendo un único instrumento. 

Los ETF activos son instrumentos que combinan elementos de un fondo tradicional con la flexibilidad del mercado bursátil. Su funcionamiento sigue las siguientes pautas:

  • Gestión profesional. El equipo gestor identifica oportunidades tras hacer análisis de mercado. 
  • Selección de activos. No está limitada por un índice, por lo que se pueden ajustar tácticamente según la coyuntura. 
  • Creación y reembolso de participaciones. Funcionan a través de los denominados 'authorized participants' (participantes autorizados), los cuales permiten mantener el precio del ETF cercano al valor liquidativo (NAV). 
  • Transparencia y regulación. La CNMV y la ESMA supervisan su operativa, garantizando protección al inversor. 

Para evaluar el desempeño de los ETF activos, podemos recurrir a indicadores como:

  • Alpha: mide el exceso de rentabilidad sobre el índice de referencia. 
  • Tracking error: cuantifica la desviación respecto al benchmark. 
  • Ratio de Sharpe: evalúa la rentabilidad ajustada al riesgo. 
  • Comisión de gestión (TER): aunque es más alta que en los ETFs pasivos, debe estar justificada por los resultados. 
  • Rentabilidad histórica: hay que comparar su rendimiento a 1, 3 y 5 años respecto a su índice. 

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